jueves, 21 de abril de 2022

En la extraña feria

 



En esta extraña feria donde todo se compra y todo se vende, andar vacío de virtudes visibles y así todo tener unos ojos que se posan con amor sobre el propio espíritu, es como hallar un rincón seguro en medio de una batalla.


Hacer gala de sí mismo,

Pavonearse entre las ofertas como caballo de desfile.

Una vulgaridad de la que ya nadie se avergüenza.


Uno se exhibe en la vidriera, otro lo compra, y así todo vínculo se vuelve un comercio indigno.


El mono que hizo piruetas frente al rey de Wu murió bajo las flechas del monarca.


Ay de quien merezca un aplauso, de quien coseche elogios…

Las flechas no tardarán en caerle.


El cielo quiera que tras haber escrito estas divagaciones que quién sabe que fuerza me impele a compartir, me halle a resguardo de cualquier felicitación, ya andando caminos que no dejen huella.


Toda medalla es una carga,

Toda habilidad exhibida es una torpeza,

Todo premio una condena.


Incluso Tung Wu, ministro que se abocó día y noche a desarraigar del Reino toda ostentación, a eliminar toda simpatía y exhibición, ha merecido ser elogiado por todos sus compatriotas.


El premio que jamás pudo lograr el maestro Yupanqui fue el anonimato.

Virtud y silencio.

Logro y desaparición.

Hecha la obra, simplemente contemplarla, seguir adelante y no quedarse con ella.

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