La reancestralización es un camino al alivio de numerosas patologías de la civilización.
La "zoocosis" es el término que se le da al trastorno autodestructivo y anormal que presentan los animales en cautiverio.
Y el hombre del mundo moderno lo es sin duda.
Recuperar patrones ancestrales de conducta y alimentación es un criterio sencillo de comprender.
Un entrenamiento no debe estar nunca focalizado en un solo tipo de movimiento. Sino que más bien debería ser un no-entrenamiento para nada específico, sino para recuperar todos los movimientos y funciones naturales que nuestra especie ha efectuado a lo largo de su evolución, y que el cuerpo está esperando que realicemos.
Deberíamos ser capaces de:
-Caminar larguísimas distancias para mover el campamento o buscar nuevas fuentes de agua y alimento.
-Trotar durante varios kilómetros agotando a una presa.
-Levantar cosas pesadas (la presa por ejemplo, o leña)
-Hacer Sprints (piques a toda velocidad durante corta distancia huyendo).
-Arrojar piedras o lanzas con precisión.
-Trepar árboles buscando hojas o frutos.
-Sentarse en el suelo y levantarse.
-Ponerse en cuclillas.
-Estar al sol y expuestos al clima todo lo que podamos.
Y muchos movimientos y funciones más que son la variadísima riqueza de nuestro cuerpo de homo sapiens.
Por eso no es necesario dedicarse a una sola zona de la musculatura, o movimiento en particular. La salud está en la variedad y la funcionalidad.
Nuestro diseño biológico recuerda y activa los mecanismos naturales de sanación.
Por eso, comprendiendo estos conceptos, cada cual puede diagramar su no-entrenamiento personal.
Lo obvio es hoy día considerado una excentricidad.
La evolución de la especie, la antropología y la paleontología son el mejor manual de alimentación y educación física que podemos hallar para reancestralizar nuestro humano domesticado, domado y debilitado desde hace ya demasiado tiempo.
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