Sin gestualidad exterior que delate su práctica
Ni adornos visibles que identifiquen un camino,
Se reconocen energéticamente, por imperceptibles sutilezas, aquellos que andan senderos afines.
No se atreven a la vulgar arrogancia de la apariencia,
Nada los expone como especiales.
Sus tareas siguen siendo las mismas antes y después de la Comprensión.
Su dedicación a los cercanos, el éxito en lo pequeño, el afán por aquello que debe hacerse,
Un amor palpable,
Es el Tao de la inmortalidad.
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