viernes, 17 de diciembre de 2021

los Tiempos

 



El miedo como motor

La separación como método

La discriminación como virtud

La vida como sospecha

La distancia como moral 

La dispersión como solución

El no compartir como motivo de orgullo

La asepsia del universo como aspiración

La certeza como anhelo

La precaución como camino

El aislamiento como refugio

La naturaleza como amenaza

La desconfianza como modo vincular

El abandono de la vida como trinchera.



martes, 14 de diciembre de 2021

Descartar la falsía

 



Cuando lo que prima es razonamiento y no una honda disposición a la comprensión, estimo que la sabiduría no será lograda.


Cuando lo que hay son gestos de benevolencia, justicia, amabilidad y un permanente y azucarado decir sí, y no amor y verdadera compasión (que incluye por supuesto la dureza), percibo que el auténtico servicio que emula al Anterior a Todas las Cosas no se podría llevar a cabo.


Si lo que hay es apegarse a una fórmula, a una posición determinada, a un modo de respirar y no un suelto silencio tan hondo que soporta incluso la pronunciación y el gesto, me temo que la quietud perfecta y el vacío perenne no serán realizados.


No hay mérito para la Gracia, Dios la otorga con misterioso criterio.


No preocuparse tanto por avanzar en algún imaginario camino de luz.


El cómo es indecible.


Mejor escrutar con ojo agudo los rincones de la presencia y acechar con férrea determinación la conducta. Ahí, en ese centímetro cuadrado está la iluminación y el despertar. 


¡Éxito en lo pequeño!


El descarte de toda falsía y rasgo inauténtico parece ser del agrado del más antiguo de todos. Tal vez así quizás alguien pueda hallarse a sí mismo fuera de todo convencionalismo.


Lleno de gozo

 



Lo primero es ser lleno de gozo, y luego podremos relacionarnos libre y desapegadamente con las cosas. 

El gozo no tiene nada que ver con tener. 

El desapego tampoco con no tener, sino con que las cosas, los vínculos y las identificaciones no te tengan parasitariamente a vos.


Si la “felicidad” está en las cosas, cuando estas se retiran, con ellas se va también la felicidad.


Quien encuentra tranquilidad en alimentar a ese monstruo que cada vez pide más llegará indefectiblemente a un callejón sin salida.


Quien se pierde a sí mismo en las cosas y pierde su naturaleza en seguir los dictámenes del mundo, ha trastocado el punto de apoyo y lo ha puesto de cabeza.


Existe algo más antiguo que todas las cosas, que señala un rumbo claro, desasido de cualquier conducta adornada y complaciente.


No busca la felicidad. Simplemente el gozo es su esencia. Su gozo es simplemente derramarse. No se puede acrecentar dándole, no se puede disminuir quitándole.


Quien tiene vista clara puede ver en lo pequeño la manifestación de un goce cósmico y divino. 

Es inexplicable.

Simplemente hace lo que tiene que hacer para la gran obra, se contenta con tocar la nota para el gran concierto. Esa es su tranquilidad y alegre serenidad. 


Su secreto camino está en los pliegues de toda la trama y en el corazón de quien lo tiene siempre presente, del que suspende la incredulidad y acude sin dudarlo al llamado del Inesperado, del Súbito, de la voz del que es Anterior a Todas las Cosas.

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Pintura: Lupita por Mariana Zuñiga

Susurros del I Ching, hex. 14, Ta Yu, La posesión de lo Grande

 



Él es como el sol en lo alto del Cielo. Es el Gran Mediodía de la claridad y el pleno entendimiento. Toda sombra se ha disipado para él.


Su fortaleza interior se manifiesta en su luz, en su absoluta claridad exterior.


La visión a la que ha accedido le permite comportarse sin ninguna duda de acuerdo a la Ley del Cielo.


Así es capaz de desalentar todo lo que atenta contra ella. Fomentar todo lo que le va en seguimiento.


La posesión más grande a la que puede acceder una persona es la plena conciencia que le otorga ver con absoluta claridad y sin velos la realidad.


La Gran Comprensión.


El sol asciende lentamente hasta el cenit disipando toda oscuridad.

Así fue el recorrido del sabio seguidor del Camino que ha hecho del viejo libro su mapa de ruta.


De un golpe de vista puede hacer claro lo oscuro.


Esas son las herramientas del noble para actuar en concordancia con la Vía Celeste. Poseyendo esta grandeza es capaz de con su conducta fomentar todo aquello que se dispone a favor de la obra del Camino, y desalentar todo aquello que la entorpece y se le opone.


Esta posesión significa la total claridad e independencia para actuar en el mundo. Es el despertar y la mayor Gracia otorgada.


Posesión que se manifiesta en una portentosa e inamovible quietud interior que ocupa el puesto de mando en la vida de esa persona aún entre todas las fuerzas que se disputan el mundo.


Él mismo se convierte en un sol en su Gran Mediodía para los demás.


La feminización de su espíritu ha tomado el mando en su conciencia. Es su máxima ofrenda al Cielo que lo convierte en instrumento infalible de Aquel que es Anterior a Todas las Cosas.

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La ilusión de tener tiempo

 



No existe arrogancia mayor que creer que tenemos tiempo.

Esa loca ilusión demora todo trabajo en el interior de uno mismo y le resta seriedad a la puesta en práctica definitiva de éste en los vínculos cercanos.


Un estado de presencia debería bastar para darnos cuenta de que arrastrar el pasado es demencia, y auscultar con preocupación el futuro es una irresponsabilidad absoluta con quien está ahora mismo al lado nuestro.  No sabemos cuándo tiene él o nosotros fecha y hora de pasaje al otro lado. 


Toda búsqueda es una pérdida de tiempo si no te hace ahora mismo dejar la santísima y solemne ofrenda en el suelo y correr a reconciliarte con tu hermano, tu padre, tu hijo o quien acompaña tus días por los caminos.

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La muerte

 


Una persona está plenamente viva cuando está determinada a aceptar la muerte en cada instante.


Ella está ahí, parada a tu izquierda muy tranquilamente, un poquito por detrás, y vos haces planes para el futuro y pospones las cosas para otro día. 


Sus perros te rodean, vigilantes, mientras las excusas brotan de tu boca como quien vacía una cajita llena de ilusiones.


No hay tiempo para demorar el abrazo,

Para no apoyar al hijo en su incomprensible empresa,

Para seguir escapando hablando de cualquier estupidez,

Para continuar yendo apurado y refunfuñando a cualquier lado al que no queremos ir.


La muerte acecha y es la única verdad entre todo este mundo de buscadores.

¡Ya no busques más!

Es una trampa para hacerte perder el tiempo, y la única decisión que importa es qué hacer con el tiempo que nos queda.


Y yo propongo no hacer nada.

Un santo no-hacer  que nos traiga plenamente a la totalidad de este instante, el único en el que  la muerte no tiene ningún poder sobre nosotros.

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El testigo




Apartado interiormente de las ansias del mundo, él no parece especial.

Amablemente deambula despreocupado entre el bullicio de la feria y no acuden a él pensamientos de menosprecio.

El tesoro está oculto en lo cotidiano de las horas del día.

Jamás en las lejanías y excentricidades, en la llamativa apariencia o en los discursos extravagantes.

El metro cuadrado que pisa al andar es el templo en el que reza su callado salmo y el vínculo con aquellos que ama su dojo de práctica.

El agua de celestiales vertientes, las hostias y las concientes comidas pránicas no son más sagradas que un vaso de áspero vino y un guiso de fideos con carne entre los que se aman y gozan de su mutua compañía.

Hay un mapa del tesoro en el observarse profunda y honestamente y descartar toda sombra producida por la mente.

Porque más allá de la sombra está el cuerpo que habla.
Más allá del cuerpo está la mente que clasifica, prefiere o rechaza.
Más allá de la mente está el Testigo….

¿Quién estará más allá del Testigo?
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jueves, 9 de diciembre de 2021

Ser como niños

 



Recostarse en el olvido de la idea y deslizarse mansamente por el agua incógnita del presente eterno.


Matar al camello con la fuerza del león, y volverse luego un niño, valle de todas las posibilidades humanas.


No sabemos dónde dejamos la niñez, pero en algún rincón del lío interno de nuestra horrible adultez está esperando a que nos sentemos a jugar con ella.


Olvidar que todo este misterio del nosotros-aquí se trata de un hermoso juego y creer que es un trabajo o un engorroso trámite es el gran pecado que clama al cielo el cordero de dios para redimirnos.

Si no se vuelven como niños no entrarán al reino.

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Susurros del I Ching, Agua sobre la Tierra

 ¿Sos capaz de estar tranquilo y receptivo al presente, sin preocupación y pleno de confianza incluso al borde del abismo?


El arrogante aprendiz de arquería, que jamás fallaba un tiro, que era incluso capaz de cortar un cabello con una flecha a cien metros de distancia, fue llevado por el maestro a la cima del cerro para someterlo a la prueba final.


Ya en el difícil ascenso el vértigo se apoderaba del joven mientras subían por finas cornisas.


Una vez arriba, el maestro le exigió pararse de espaldas al abismo, y sostenerse solamente con los dedos de los pies y disparar a un melón colocado a solo cuatro metros de distancia.


Temblando como una gelatina, el joven no fue capaz ni de sostener el peso del arco. Aterrorizado, cayó de rodillas frente al maestro suplicando disculpara su juvenil arrogancia.

El maestro tomó el arco, se paró al borde con un solo pie, y sin inmutarse disparó a un águila que pasaba a lo lejos dándole en el centro de la cabeza.

Así el alumno aprendió que el secreto de la arquería está en un corazón sereno capaz de absorber sin turbarse el peligro que se acerca, más allá de cualquier circunstancia.


Afuera el contexto es de extremo peligro. Cultiva el corazón tranquilo como el de una mansa vaca.


Un activo y consciente no-hacer es el modo de contrarrestar la mundial agitación.


No una quietud cerrada y hosca, sino abierta, receptiva, permeable, absorbente, que se permite ser instrumento de lo Creativo y campo fértil para cualquier disposición del Cielo.


El abismo está ahí, pleno de atracción y vibración. Podría hacer que te lances a la acción en  el menor momento de distracción.

Como un agua oscura y profunda que amenaza tragarse todo.


Tiempo de abrirse mansamente a la no-acción que nada deja de producir.


Cuando la tierra es abierta, porosa y permeable, las aguas amenazantes drenan y se calman mutando en benéfica humedad lo que iba a ser un seguro peligro y destrucción. 

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Susurros del I Ching, Agua sobre la Tierra.

El espejo

 



Cuando me siento y me dispongo holgadamente a contemplar la vida ordinaria como un sueño, encuentro todos los símbolos para la comprensión interior.


El inconsciente colectivo habla en carne viva, y en él vislumbro también el mío personal. 


Vi mi muralla, mi miedo irracional, mi dependencia de lo externo, mi orgullo de hacer lo que debía como el gran salvador del mundo que soy.


Vi la soledad y el desamparo de aquellos a los que yo exigía un pase y certificado para poder acceder a mi magnífica presencia, para ser merecedores de mi favor y mi amor.


Vi el desprecio que siento por el que toma caminos diversos al mío, y el estado de abandono en el que dejo a quien no logro ni quiero comprender.


Luego despierto al borde de una zanja, como un ebrio amanecido.


 Y el mundo se ha vuelto completamente loco, ejerciendo en mil formas el sueño que soñé, disponiendo descarnadamente todos los símbolos como en una obra de teatro.


 Mi inconsciente desnudo ahí afuera me enrostra mi conflicto interior, la distancia que impongo, el encuentro solamente con el igual y todo mi desprecio por el distinto.


Y ya no sé si soy un loco mundo soñando que soy yo, o yo soñando que mi locura se ha vuelto mundo y muralla.


Entre la multitud esclarecida que se agolpa en la feria intento ocultar mi completo desconcierto.

Atónito y embobado contemplo como entre los confusos vahos de una borrachera las risas y la seguridad de todos.


Se que estoy borracho, y sentado en un cordón de la vereda, al borde del tumulto, percibo las muecas, las risitas y los cuchicheos. Intento no avergonzarme, y espero que el sol y la inoperancia me aclaren el amanecer.


Pero sé que esto también es un sueño, de psicópatas controladores y santos, de valientes y cobardes, de olvidados y amigos distraídos.


Todo el gran espejo se rompe de un piedrazo, en mil pedazos vuelan los absurdos subterfugios y la completa ilusión de seguridad. 


Y el guachín travieso que lanzó la piedra huye en su motito ruidosa hacia la barriada donde no existe esto o aquello, donde nadie queda solo ni afuera, y donde la botella cortada de gaseosa llena del jugo místico circula con pase libre entre la ronda de la vida.

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La comprensión

 



Cuando lo que prima es razonamiento y no una honda disposición a la comprensión, estimo que la sabiduría no será lograda.


Cuando lo que hay son gestos de benevolencia, justicia, amabilidad y un permanente y azucarado decir sí, y no amor y verdadera compasión (que incluye por supuesto la dureza), percibo que el auténtico servicio que emula al Anterior a Todas las Cosas no se podría llevar a cabo.


Si lo que hay es apegarse a una fórmula, a una posición determinada, a un modo de respirar y no un suelto silencio tan hondo que soporta incluso la pronunciación y el gesto, me temo que la quietud perfecta y el vacío perenne no serán realizados.


No hay mérito para la Gracia, Dios la otorga con misterioso criterio.


No preocuparse tanto por avanzar en algún imaginario camino de luz.


El cómo es indecible.


Mejor escrutar con ojo agudo los rincones de la presencia y acechar con férrea determinación la conducta. Ahí, en ese centímetro cuadrado está la iluminación y el despertar. 


¡Éxito en lo pequeño!


El descarte de toda falsía y rasgo inauténtico parece ser del agrado del más antiguo de todos. Tal vez así quizás alguien pueda hallarse a sí mismo fuera de todo convencionalismo.

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Gozo

 



Lo primero es ser lleno de gozo, y luego podremos relacionarnos libre y desapegadamente con las cosas. 

El gozo no tiene nada que ver con tener. 

El desapego tampoco con no tener, sino con que las cosas, los vínculos y las identificaciones no te tengan parasitariamente a vos.


Si la “felicidad” está en las cosas, cuando estas se retiran, con ellas se va también la felicidad.


Quien encuentra tranquilidad en alimentar a ese monstruo que cada vez pide más llegará indefectiblemente a un callejón sin salida.


Quien se pierde a sí mismo en las cosas y pierde su naturaleza en seguir los dictámenes del mundo, ha trastocado el punto de apoyo y lo ha puesto de cabeza.


Existe algo más antiguo que todas las cosas, que señala un rumbo claro, desasido de cualquier conducta adornada y complaciente.


No busca la felicidad. Simplemente el gozo es su esencia. Su gozo es simplemente derramarse. No se puede acrecentar dándole, no se puede disminuir quitándole.


Quien tiene vista clara puede ver en lo pequeño la manifestación de un goce cósmico y divino. 

Es inexplicable.

Simplemente hace lo que tiene que hacer para la gran obra, se contenta con tocar la nota para el gran concierto. Esa es su tranquilidad y alegre serenidad. 


Su secreto camino está en los pliegues de toda la trama y en el corazón de quien lo tiene siempre presente, del que suspende la incredulidad y acude sin dudarlo al llamado del Inesperado, del Súbito, de la voz del que es Anterior a Todas las Cosas.

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Pintura: Lupita por Mariana Zuñiga

Susurros del I Ching, hex. 14, Ta Yu, La posesión de lo Grande

 



Él es como el sol en lo alto del Cielo. Es el Gran Mediodía de la claridad y el pleno entendimiento. Toda sombra se ha disipado para él.


Su fortaleza interior se manifiesta en su luz, en su absoluta claridad exterior.


La visión a la que ha accedido le permite comportarse sin ninguna duda de acuerdo a la Ley del Cielo.


Así es capaz de desalentar todo lo que atenta contra ella. Fomentar todo lo que le va en seguimiento.


La posesión más grande a la que puede acceder una persona es la plena conciencia que le otorga ver con absoluta claridad y sin velos la realidad.


La Gran Comprensión.


El sol asciende lentamente hasta el cenit disipando toda oscuridad.

Así fue el recorrido del sabio seguidor del Camino que ha hecho del viejo libro su mapa de ruta.


De un golpe de vista puede hacer claro lo oscuro.


Esas son las herramientas del noble para actuar en concordancia con la Vía Celeste. Poseyendo esta grandeza es capaz de con su conducta fomentar todo aquello que se dispone a favor de la obra del Camino, y desalentar todo aquello que la entorpece y se le opone.


Esta posesión significa la total claridad e independencia para actuar en el mundo. Es el despertar y la mayor Gracia otorgada.


Posesión que se manifiesta en una portentosa e inamovible quietud interior que ocupa el puesto de mando en la vida de esa persona aún entre todas las fuerzas que se disputan el mundo.


Él mismo se convierte en un sol en su Gran Mediodía para los demás.


La feminización de su espíritu ha tomado el mando en su conciencia. Es su máxima ofrenda al Cielo que lo convierte en instrumento infalible de Aquel que es Anterior a Todas las Cosas.

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Susurros del I Ching, hex. 14, Ta Yu, La posesión de lo Grande, Tener la Nobleza.

sábado, 4 de diciembre de 2021

Criaturas del viento

 



Somos criaturas del viento,

Y salvaje es el viento.


Y sin pensamiento abandonamos el sitio donde el tótem de los conceptos es un calabozo que nos imponen los tiempos.


¡Suelta la ilusión! 

Lánzate a la bestial corriente en la que late la vida y Lilah juega su juego mortal.


Sin ideas del yo ni imagen de sí,

Sin retención de nada, dejar rodar.


Somos criaturas del viento,

Y salvaje es el viento.


Descarta el personaje teatral,

La impostura tiene un límite que conduce al callejón. 

La importancia personal lleva pies de arena y garras de león.


Lánzate a la bestial corriente y ahógate,

Mientras corres como un lobo blanco por la costa, saltando árboles espinudos y cactus brujos,

Y te ves hundirte entre los remolinos.


Y salvaje es el viento,

Y bestial la corriente,

Y tremenda la hembra negra que alimenta matando y sostiene a los seres abriendo la puerta de todos los misterios.


Para morir

Y renacer,

Y ser el mismo viento,

Y la bestial corriente

Dónde se juega el juego del olvido y la presencia, 

Del Eterno y del lamento del que no percibe más que su escaso tiempo y finitud.



En silenciosa seriedad

 Y vi que la expresión más elevada de comprensión es el silencio y una serena alegría.

No un silencio forzoso, sino uno que incluso pronunciando palabras, éstas no cargan con ruido adentro.


Todo aquél que ha entrevisto algo del Gran Misterio, o que ha logrado reír de la Broma Cósmica a carcajadas no puede más que callar y no enseñar ningún sistema ni doctrina,

Y simplemente soltarse a hacer el viaje en total presencia del Amado hasta ser llamado de vuelta a casa por la Oscura Madre.


Como cuando niños, la abuela Porota tocaba la campana llamando a la merienda a esos traviesos niños que entregados por completo al juego andaban perdidos por el vasto campo.

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Donde no hay ruido

 



El mundo está arrasado por las distinciones entre el Esto y Aquello.


Allá y acá, la tensión es dueña del vecino y la vecina, del hermano y la hermana, del amigo y la amiga.


Como hasta las partículas más nanométricas, todo, hasta la más increíble cuestión es susceptible de ser dividida en dos. Y como guerreros de un código inquebrantable, todos deben tomar partido inmediatamente por uno u otro sector, so pena capital por tibieza.


Arriba los chanchos psicópatas juegan y se reparten, y el juego del calamar habita cada casa, cada oficina y cada teclado, y cada cual es la muñeca siniestra que aniquila al que da el paso en falso.


¿Con quién podría conversar hoy que carezca de opinión?

¿Junto a quién podría cometer el pecado capital del desconcierto y del no saber?


Toda convicción es una cárcel y sólo la duda tiene alas.


La gota de veneno de la división atraviesa cada campo y la tierra está arrasada por el ellos y el nosotros.


Alguna mesa libre, en algún olvidado bar sin tiempo ni lugar ha de haber dónde se pueda compartir el vinito del olvido del yo y del vos, abrazar la odiada tibieza del qué me importa a mí esto, y hacer juntos cosas del corazón, de la tierra, de la música y el perdón.

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Sin distinguir

 El mundo está arrasado por las distinciones entre el Esto y Aquello.


Allá y acá, la tensión es dueña del vecino y la vecina, del hermano y la hermana, del amigo y la amiga.


Como hasta las partículas más nanométricas, todo, hasta la más increíble cuestión es susceptible de ser dividida en dos. Y como guerreros de un código inquebrantable, todos deben tomar partido inmediatamente por uno u otro sector, so pena capital por tibieza.


Arriba los chanchos psicópatas juegan y se reparten, y el juego del calamar habita cada casa, cada oficina y cada teclado, y cada cual es la muñeca siniestra que aniquila al que da el paso en falso.


¿Con quién podría conversar hoy que carezca de opinión?

¿Junto a quién podría cometer el pecado capital del desconcierto y del no saber?


Toda convicción es una cárcel y sólo la duda tiene alas.


La gota de veneno de la división atraviesa cada campo y la tierra está arrasada por el ellos y el nosotros.


Alguna mesa libre, en algún olvidado bar sin tiempo ni lugar ha de haber dónde se pueda compartir el vinito del olvido del yo y del vos, abrazar la odiada tibieza del qué me importa a mí esto, y hacer juntos cosas del corazón, de la tierra, de la música y el perdón.

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La prisión

 “Hace mucho que hago X, ya no puedo cambiar”.

“Hace muchos años que soy un reconocido Y, no puedo abandonar mi trayectoria.

“Tengo una gran carrera como Z, no puedo dedicarme ahora a otra cosa.”

“Tengo todas estas cosas que mantener, no puedo trabajar menos”.

“Siempre dije que A, B y C, ¿cómo voy a cambiar ahora de opinión?”


El loro estaba preso en su jaula dorada por su lenguaje pulido y florido. El gran rey se divertía como loco escuchando al ave.


Un día, otro loro salvaje se acercó a la jaula y se posó sobre la ventana. El monarca observaba curioso cómo parecían cuchichear.


Al rato, el visitante voló hasta un árbol del otro lado del jardín.

El loro prisionero cayó desplomado.

Apenado, el rey pensó que el intruso podría haberle inoculado alguna enfermedad fulminante. Abrió la jaula y lanzó el cuerpo por la ventana.


En plena caída, el loro hablador revivió y voló torpemente por falta de práctica hasta la rama dónde se hallaba el otro pájaro.


Ambos rieron a carcajadas, y el rey, lejos de enojarse, sonrió frente a la treta de liberación.


El árbol en el que se posaban llegó a viejo por ser inútil su madera.

Para el ave, su talento al servicio del rey significó su cautiverio.


Las palabras que te decís en tu incesante diálogo, aquello con lo que te identificas se vuelve tu calabozo.


Hoy, este humilde in-servidor de vida inexplicable quiere ser el lorito visitante que te susurra desde afuera de la jaula…


“Hazte el muerto… estás preso porque hablas…”

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En calma

 



Puedo ver en calma, que cuanto más diluyo el juicio, menos conflicto existe allá afuera.


Parece simple y mágico, pero una mente silenciosa no encuentra con quién pelear,

Un corazón aquietado no halla oposición,

Porque él no se antepone a nadie.


Y así, la observancia de unos pocos y sencillos preceptos cambian el punto de encaje de la percepción del mundo.


La botella alcanza para todos y la embriaguez es dulce y placentera.

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Susurros del I Ching, hex. 21, La Mordedura Tajante

 



El no-hacer, ese tesoro que nos legaron los antiguos, el Wu Wei, es tanto acción como no acción. 


Los santos sabios no actuaban por sí, sino que jugaban para la armonía general de las energías en proceso.


Por eso muchas veces se abstenían de actuar, y otras lo hacían enérgicamente. Y sin embargo era un no-hacer con el objetivo de asegurar el flujo natural de las cosas.


El Fuego sobre el Trueno indica que la claridad suprema guía el más enérgico movimiento que restablece el equilibrio.


El mundo natural fluye en un delicado balance dinámico y es menester dejarlo en paz.

Así, las estaciones llegan a tiempo, los peces se olvidan unos de otros en el agua, y las aves van, vienen, cantan, se posan en los árboles y algunas bajan al suelo sin temor.


El mundo humano está en profundísimo desequilibrio, gracias a los opiáceos sueños de personas que buscan oficiar de salvadores de todos sin ser capaces de corregirse a sí mismos en el menor detalle de su personalidad. Idean formas de gobierno y control cada vez más complejas y delirantes, trastocando así todos los asuntos de los hombres.


El sabio santo seguidor del Camino es devoto del balance, y a veces, muy pocas veces, considera necesario intervenir enérgicamente para restablecer el equilibrio roto.


Dice el viejo libro: “La mordedura tajante tiene éxito.

Es propicio administrar justicia.”


Ante una situación de abuso, de opresión directa y flagrante, de violencia o maltrato hacia una persona indefensa, y mil modos más de desequilibrio, el sereno seguidor del Camino, que habitualmente sentado en la divina inoperancia contempla el devenir del mundo, de pronto se convierte en un feroz tigre que arranca con los dientes el obstáculo que inhibe la armonía y que está provocado un grave disturbio.


Tajante. Enérgica y fuertemente.

Como el trueno ensordecedor que restablece el equilibrio en la atmósfera.


Lo mismo hace en el cultivo de su carácter, quitando con asombrosa fuerza y decisión todo aquello que obstaculiza la unión con su verdadero yo, apartando todo lo innecesario que le impide alcanzar lo esencial.


La mente es un enorme impedimento para conectarse con el sentir verdadero del corazón. Por eso el tigre muerde el cuello a su presa, y le arranca la cabeza.


Cuando algo se interpone en su camino, en su auténtico camino, es tiempo de morder.


No hacer por lo común es lo venturoso.

A veces, leyendo con la claridad del fuego la situación, la furiosa mordedura tajante tiene éxito.

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Susurros del I Ching, hex. 21, La Mordedura Tajante, Llegar a lo esencial retirando lo innecesario.

No hay fórmula

 Los hijos del señor Shih, uno erudito y el otro versado en el arte de la guerra, ofrecieron sus talentos a sendos emperadores que necesitaban, uno un buen ministro, y otro un buen guerrero. Ambos lograron renombre y fortuna.


Enterado el vecino señor Meng, llevó a sus hijos, uno erudito y el otro guerrero, a diferentes emperadores para que se enriquecieran. Los consejos del hijo erudito disgustaron al emperador por inoportunos, y lo hizo castrar.

Los bríos del hijo guerrero eran inoportunos para las ansias diplomáticas del otro emperador, por lo que le hizo cortar las piernas para que no ofreciera sus servicios a nadie más.


Ambos retornaron a su aldea cubiertos de desgracia, habiendo aplicado el mismo método que sus vecinos Shih, enriquecidos.


Parece no existir fórmula adecuada, ni aplicación general. 


El manualcito de instrucciones es un gran impedimento para acceder al verdadero pozo de agua fresca de nuestro interior.

Quemar el manual, debajo de sus cenizas existe algo auténtico y propio que es imperioso descubrir, cultivar y desarrollar para derramarlo naturalmente en el lugar y el momento indicado. 


La torpeza suele ser terrible y patética.


Afinar la atención y abrir todos los radares de la percepción,

Ver el germen de los asuntos cuando aún no se han manifestado y saber leer la energía que desprenden las personas es la brujería del asentado firmemente en su virtud.


Aplicar una fórmula es manotear lo exterior como un ladrón a hurtadillas.

Derramar lo auténtico, siempre trae ventura y es la acción adecuada.


martes, 23 de noviembre de 2021

Rectificarse

 



El ruido interno es el residuo que deja el inútil pensamiento.

Todo ese tejido de diálogo que no tiene otro destino que la agitación y que va dejando capa tras capa de mugre.


Me rodeó el noble humito de incayuyo, que como trapo mojado o escoba de paja barre ese tierral. 

Y abajo está la claridad, el foco y el silencioso estado natural del corazón aquietado.


El auténtico pensar surge entonces, teniendo espacio para rodar libre y tranquilo.

La idea acabada llega, la revelación hace su destello.

Me aburrí hace tiempo de diseñar la salvación del mundo. Más que pergeñar ingeniosas soluciones a los grandes problemas de los hombres,

Prefiero indagarme interiormente y descubrir en qué estoy contribuyendo al caos.


Rectificarse es realmente un aporte invaluable.

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Entregarse al viaje

 


Sentarme así,
Verlos pasar,
Yendo apurados
A su circo habitual.

Sentarme así,
Como un Biguá
Secando en silencio mis alas al sol de diciembre.

Prefiero callar
Lanzar las tres monedas
Y regalarme a su danza de azar.

Y que el viejo libro
Me muestre el camino
Y cómo caen hoy en mí
Las ocho fuerzas primordiales.

Y así vivir
Sin decidir
Con las tres líneas 
Abriendo el sendero.

Y así vivir
En el caótico ascetismo
Sin regla ni método
En este confuso mundo
De tanta ley y convicción.

Me entrego al viaje
Sin plan de acción,
Y al ignorar los caminos
Hablo con Dios.

Y así vivir
Me entrego al viaje,
Y que en su camino 
Me encuentre Dios.




lunes, 22 de noviembre de 2021

Agua que viene del fuego


 

Soy agua que viene del fuego y del fragor de la guerra.

Soy agua que se dirige a la tierra y al remanso. A la feminización y a la santa inoperancia.


Aquietar el corazón es quizás la más elevada tarea y el mayor aporte que puede hacer un hombre al mundo.


Todo se acomoda por sí mismo en un espíritu asentado.

No disputan las diferencias,

No se distinguen los opuestos

Y el gobierno de las cosas se vuelve superfluo y una actividad pueril.


Saber mucho de esto y aquello es ruinoso para el que sigue el camino del callar como método de relación con el universo.


Los que miran el Es combaten por la razón y la luz por medio de la inteligencia y la agudeza.


Pero mejor es mirar la nada, 

Como un estático Biguá sobre su rama.

Entrar en el recinto donde todo es lo mismo y uno deja olvidado en un rincón las cosas y el aburrido reclamo del yo. Y ya no tiene nada que decir al respecto de ningún asunto.


Abismarse en el mar sin costas apaga los bríos del guerrero ya sin guerra que luchar.

Y busca poner los pies descalzos en la tierra,

 y al fin, asentado en la santa inoperancia y sólidamente afirmado a la divina ignorancia, el noble combatiente procede a cortarse la cabeza.

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sábado, 20 de noviembre de 2021

Chuang Tzu rechaza el reino


 


Chuang Tzu pescaba tranquilo en el río. El rey le envió unos emisarios con el mensaje de rogarle se hiciera cargo del gobierno del reino.


¿Está pescando usted sin línea ni anzuelo?, preguntó incrédulo uno de los agentes.


¿Acaso para estar simplemente sentado aquí sin hacer nada debo yo tener un fin? Si gusta pasar a mi casa, también puedo mostrarle mi arco sin flechas.


Desconcertado, el agente dio su mensaje al sabio que vivía retirado en un bosquecillo de bambú.

“Su majestad desea entregarle a usted el gobierno del reino y todas sus pertenencias.”


Chuang Tzu, sin soltar la inútil caña contestó: “He oído decir que el rey posee una tortuga mágica que murió hace ya tres mil años. El rey la guarda en su palacio en un cofre de oro bien envuelta en paños.

¿Esta tortuga hubiera querido morir para que sus huesos fueran tan honrados o hubiera preferido seguir viviendo arrastrando su cola en la ciénaga?”


Los emisarios le respondieron: “Hubiera preferido vivir y arrastrar su cola en la ciénaga”.


Chuang Tzu les contestó: “¡Váyanse ya mismo de aquí y déjenme en paz! Yo también quiero seguir arrastrando mi cola en la ciénaga”.

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viernes, 19 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 35, Progresar, avanzar, subir, crecer, ser elevado a una Dignidad.


 


El sol sale del horizonte de la Tierra,

¿Estás dispuesto a avanzar hasta tu Gran Mediodía?


Disipar toda sombra, eh ahí el franco camino de la conciencia. Ser consciente no es esto aquello, blanco o negro. Es esto y aquello, blanco y negro, luz y sombra.


Progresar sobre la propia oscuridad. Cuando se ilumina tu virtud se alumbra también tu impedimento. Y entre ambos avanzan hacia la disipación de las sombras largas del crepúsculo. 


“El noble ilumina por sí solo sus claros talentos”, dice el viejo libro.


Cuando asumes completamente tu virtud, reconoces tu esencia personalísima, orientas todas tus velas con el fin de permitir su completo despliegue. Entregar sin titubeos esa ofrenda que te fue dada sin mérito alguno para haberla obtenido, dejarla correr al mundo sin retener ni esperar nada.


La falsa humildad o la cobardía de no reconocer tu don, o el orgullo y engreimiento por tener algo que se te ha regalado, son obstáculos para tu progreso.


¿El Cielo te ha dado? Es imperioso hacerlo fructificar antes que el Hacedor regrese a pedir cuentas de su depósito.

Cuando el tiempo es correcto, tu lugar el adecuado y reconocido tu propio talento, el avance es franco y fácil.


El sol no puede más que alumbrar y calentar, y no lo hace para sí mismo. Es su naturaleza. Si algo obstruye su luz, es nefasto y un pésimo augurio.

¡Que nada obstaculice tu talento! ¡Que nada se interponga entre tu don y los demás!


Los primeros destellos de conciencia pueden provocar rechazo en el círculo más íntimo de una persona, ya que ésta comienza a tomar decisiones algo desconcertantes.


Una suerte de desconfianza sobreviene, mas nunca debe perderse la calma y la seguridad en el solitario camino emprendido.

Volver una y otra vez a tu verdad interior, y andar el sendero sin falta alguna.


Un paso, otro paso, y la tristeza de las transformaciones producidas en el corazón son solo las náuseas y molestias de los primeros meses de embarazo. Perseverar trae ventura.


La Madre Oscura de todos los seres es despiadada aniquiladora y dadora de infinitas bendiciones. Abrir la puerta de todos los misterios es abrazar a la más antigua de las antepasadas.


Las voces de aprobación empiezan a rodear el camino que toma tu virtud. Te arrepientes de tu inicial desconfianza y te empezás a empachar de halagos y aplausos. 

Es el momento de mayor peligro para un hijo de la luz. La instancia en que todo tu progreso puede irse al abismo.


¡No te conviertas en un hámster acaparador de elogios!

El paso es perseverar en jamás tomarse muy en serio ganancia o pérdida. Deja nomás que tus talentos rueden y se derramen, que sean recogidos o no sean recogidos, ¡no pasa nada! El sol no se angustia por quienes se ocultan de él, ni se alegra por quienes se dejan acariciar por sus rayos.


Simplemente sigue tu camino hasta tu Gran Mediodía, Ahí hay ausencia de oscuridad, y la luz sobre las cosas y los asuntos del mundo interior se vuelven claros y evidentes.


Es el momento en que te ves por completo. Y podés entonces verlos a todos. Al ser capaz de observar tus más recónditos laberintos te inunda un gran amor por todo lo creado y una gran compasión por la debilidad de todos los seres al haber reconocido la tuya propia.


Esa fuerza se derrama como un manantial que brota de la piedra, no juzga más, no condena más ni castiga más que a su propia comarca. Ha quitado los observatorios y auditorías sobre terrenos ajenos.


Cerrar los ojos a la falta del otro con el gran amor y abrirlos grandes frente a las propias es el auténtico progreso del que habla el antiguo oráculo.


Iluminar tu virtud, permitiendo que se derrame en función de la Gran Obra, es el sendero sobre el cual tu avance se manifiesta en el mundo.

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Susurros del I Ching, hex. 35, Progresar, avanzar, subir, crecer, ser elevado a una Dignidad.

jueves, 18 de noviembre de 2021

Lo uno y lo vario


 


No dejes que las cosas exteriores penetren en la mansión de tu espíritu y provoquen disturbios.

Son cosas nomás, están y no están, pasan o no pasan, suceden o no. Y al diluir los asuntos personales en la totalidad de las grandes transformaciones, poca importancia tienen en definitiva.

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La conciencia no está en otra parte, sino aquí mismo, en el bullicio de la feria y en el desorden de la cocina.  

Pero ella desde su claro silencio contempla todo como una misma cosa, y no prefiere ni rechaza. Hace y no se apega a lo que pase o no pase. Va de viaje, y estas minucias no provocan que el águila desvíe su vuelo.

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No estorbes o dañes el Camino que recorre el Gran Misterio con los torpes deseos y caprichos de tu mente, ni te empeñes en ayudarlo con tus humanas contribuciones. 

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Que las emociones vengan con naturalidad, como llegan las estaciones del año. Cuando esté justificado su tiempo y momento de aparición siempre son correctas. Pues que vengan, y que luego partan como las olas que alcanzaron la orilla y al perder fuerza se retiran.

Mas cuando llegan a destiempo, o motivadas por las imaginerías de la mente tramposa, el desequilibrio que sobreviene es grande, la exageración se vuelve la norma y la desventura el camino.

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Rodando como una bola por la senda de los acontecimientos suspendo por completo la incredulidad.

Sentado cómodamente en el olvido de mí mismo, recuerdo entonces quién soy en verdad. Desato el nudo de esto o aquello, del preferir o aborrecer, tomo mis virtudes y las dono, y guiño un ojo compasivo y preciso a mis limitaciones.

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Vomitar el fruto del árbol del bien y del mal, redimir el pecado original de demorarse en el dualismo, tomar la unidad de todas las cosas como por asalto, y ya no salirse más de ese recinto, antesala del retorno al paraíso.

lunes, 15 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 61, Chung Fu. Centro, empollar, salir del cascarón.

 



Hallar la verdad interior es como empollar un frágil huevo durante el tiempo suficiente. 


Cerdos y peces no tienen la quietud y paciencia requeridas.


Aguardar lo que sea necesario, romper el cascarón y salir. 


Centrarse completamente en esta tarea es el único camino de liberación.

Ubicarse en el centro de tu mandala por más locas formas que éste tenga. Todo es distracción sino estás en el punto central. Mover el mundo desde ese eje.


Centrarse

Romper el cascarón

No comer en casa

Atravesar las grandes aguas.


Personas dueñas de sí, sólidamente ubicadas en el centro de su mandala.


Personas descentradas, que giran locas en vaivenes desafortunados a merced de vientos ajenos o ambiciones psicóticas.


Tu exterior, tanto el influjo que provocan tus palabras, ideas, energía y acciones, como tu aspecto físico, postura corporal, tu mirada, tu voz, reflejan tu estado interior. Lo que no puede verse se manifiesta en aquello que puede verse.


Centrarse. Nacerse. Dueño de sí. Girar loco lejos del centro trae desventura.


Todo depende de lo interno.

Muchas veces no podes porque no podes adentro.

Muchas veces podes porque podes adentro.


Ese pequeño e insignificante pajarito entre el monte de misterios, empollando un delicado huevito tiene la llave del mandala. 


En el infinitesimal punto central colocar tu verdad interior.

El resto no tiene la menor importancia para lo que realmente importa.

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Susurros del I Ching, hex. 61, Chung Fu. Centro, empollar, salir del cascarón.



domingo, 14 de noviembre de 2021

Volverse inofensivo

 



Cuando algo falta sos muy peligroso.

Cuando estás insatisfecho tu silencio y tu exigencia es una espada filosa.

Cuando no estás en tu lugar, descentrado, tus palabras o tu propia energía son bombas químicas que se esparcen por todas partes. 


Cuando estás completo sos inofensivo.

Cuando estás satisfecho sos inofensivo.

Cuando ocupas tu lugar y tu centro sos inofensivo.


Me dijo: ¡Volverse inofensivo!

¡Es tan importante!


Matar a la Pareja Primordial.

Desterrarla de su sombra para siempre antes de que nos cubra el mundo y todos nuestros vínculos.


Y así, sin faltante, sin modelo interior de cómo-son-las-cosas ir tranquilo, sin drama. Sin joder a nadie.

Ser inofensivo no por decisión. Como consecuencia de un buen trabajo realizado.



Lo que tenés te tiene

 



Se ponen guardias y alambrados cuando hay mucha riqueza que guardar. 


Nadie duerme tranquilo sobre un cajón lleno de joyas.


Tiene espinas la planta que tiene un dios adentro.


Un salón lleno de tesoros es difícil de proteger de los ladrones. 


Una virtud demasiado ejercida se convierte en una afrenta.


Quien es coherente no puede decir lo que le viene al corazón y a la cabeza.


Lo que tenés te tiene.


Una casa muy grande no te deja salir de allí.


No tienes motivos para conocer a nadie si nada te falta en tu metro cuadrado.


Incompleto es el Camino del movimiento.


Vacío el espacio de transformación.


Falto el ir al acercamiento.


Carente la unión.


Segura la necesidad.


Descansado el sueño del que nada guarda.


Libre el decir de quien carece de necesidad de tener razón o semejar coherencia.


Preso de sí alguno.

Libre y tranquilo otro.


¿Cuál es el motivo de estas elecciones en la vida? Ni el Azul Eterno pude saberlo.



Silencio

 



En silencio.

Soy todo el silencio que puedo habitar.

Desde allí disuelvo,

Absorbo,

Obtengo perspectiva

Y mis risas más auténticas.


Ese silencio del que hablo es un lugar en el que instalarse. Un sitio sagrado que de repente uno encuentra en medio del desierto.


Y allí uno se coloca,

Y ahí uno retorna siempre que sea necesario.


No es una actitud,

No es un estado pasajero.


Desde ese silencio se dicen palabras,

Se canta,

Se grita con todas las fuerzas,

Se ríe a carcajadas,

Se expresa el disgusto y la parada de carro.


¿Cómo se llega hasta ahí? 

No lo sé realmente.

Ni diré la ubicación de esa caverna de la que nunca me fui, de la que jamás nos fuimos.


¡Que cada quien encuentre su cueva!



La peregrinación

 



Empezar ya, con lo que hay.

La peregrinación es larga y enredarse en los escrúpulos y preparativos más de la cuenta sería un torpe impedimento. Así jamás pondrás un solo pie en los caminos.


Lo perfecto-ideal no deja lugar a que ocurra lo bueno-posible.


Toma tu jarrito de lata para el agua, tu escudilla de limosnas, y parte al fin a tu propio crepúsculo sin más dilaciones.


Dos monjes iban a iniciar un largo viaje.

Uno muy pobre, acostumbrado a las carencias, y otro muy rico, regalado a la abundancia.


La peregrinación que soñaban hacer era dura y peligrosa. Atravesarían tierras desconocidas y llenas de riesgos, demonios escondidos y bandidos.


El monje pobre se puso las sandalias, tomó sus dos cacharros y salió al sendero de lo incierto.


El rico dijo, “aún faltan preparar algunas cosas antes de partir”.


Cinco años después el monje pobre regresó a su humilde monasterio. Al ir de visita al monasterio grande se encontró con el monje rico. Relató todos los pormenores de su largo peregrinaje y mostró una profunda transformación en su persona que dejó admirados a todos los presentes.


¿Y tú? Preguntó el sencillo monje.


Es una larga y peligrosa aventura al parecer, dijo el rico. Todavía sigo con los preparativos, y ahora me confirmas con tu relato que necesito tener en cuenta más cosas de las que pensaba.



Susurros del I Ching, hex. 57, Viento.


 


La falta de persistencia es el mal de los hombres ordinarios.

Un poco así, un poco asá.

Ahora sí, ahora no.

Hoy no, mañana vemos.


Y así las cosas, incapaces de producir el más mínimo cambio en su carácter o en las condiciones de existencia, el hombre vive sus días hasta el último día.


La autocompasión y la molicie son el lamentable colchón donde se recuestan sus justificaciones.


Como no son tan grandes sus defectos, no se ocupa de arreglarse.

Como sus virtudes no son tan destacables, se descuida de fortalecerlas.


Un guerrero no detiene jamás su marcha. 

Su modelo es la suave y penetrante condición del viento.


Su dirección es clara, él la conoce bien. Quizás se ignora de dónde viene, pero tiene adónde ir.


Sus palabras, sus acciones, su energía, provocan un hondo influjo en quienes se cruzan a su paso.


Acecha incansablemente a sus demonios y fantasmas y los persigue hasta debajo de la cama.


Convoca a magos, sacerdotes y chamanes, y utiliza toda arma que sea propicia para desterrar a esas fuerzas oscuras.

Echa mano a lo inexplicable, transita lo incierto sin titubear.


El guerrero no detiene jamás su marcha hacia la claridad.

Así se identifica al auténtico caminante del sendero.  

Él sopla, sopla, es un viento.

Los demás, las hojas.

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Susurros del I Ching, hex. 57, Sun, el Viento.


Apacigua esos brillos

 



¡Apacigua esos brillos!

Si la pelota te elige, aceptala y tratala como se merece, si no te elige, ¡No empieces a revolear patadas!


Observalo todo desde un rincón de presencia interior. Buscar destacarte solo te traerá mil problemas y distracciones.


Contempla la trama que enlaza los asuntos en lo secreto, más que los asuntos mismos.

Más que las lustrosas palabras y geniales ideas, los actos.

Más aún que los actos, aprende a leer la energía de la gente.


Tu silencio interior, tu estandarte.

Tu tranquilidad, un método.

Tu presencia sin distracciones, una patria que no tiene fronteras ni rechaza a nadie.


Todo es un juego a fin de cuentas y la pelota rueda entre los que habitan plenamente el instante. Si piensas demasiado, la pierdes.


Sin honores ni medallas que cargar, mejor. ¡Qué impedimentos para ser!

Pasar sin dejar huellas ni aparentar ser especial.


Ahí, en los bordes, orillando la ciudad y la locura todo se vuelve más lento, claro, sin agitación, y la tormenta no impide que continúe el juego.

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lunes, 8 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, Trueno sobre Tierra a Montaña sobre Montaña

 El campo labrado y las tormentas son el ansiado tiempo de la primavera y la expansión.

Una actitud interna receptiva, abierta, fértil, es el modo en que el sabio trata los asuntos y los movimientos exteriores del mundo.


Sembrada esa simiente, ya no es necesario un hacer activo. Las fuerzas están en juego ya. Dejar que todo ocurra, sentarse a comer y beber, y disfrutar de los días que el cielo nos regala bajo el sol. Todo lo demás sería vanidad y correr tras el viento.


Aquietarse internamente siempre es una buena cosa.

Desde esa honda cueva a la que siempre podemos recurrir cuando sobreviene la agitación es posible leer correctamente los tiempos, obtener la visión del equilibrio-desequilibrio y jugar a favor de la armonía general de las energías regentes.


Hacer y no-hacer con el ojo interno enfocado en el balance es el meollo del Wu Wei, que nada tiene de quietismo o resignación.


Quitar el obstáculo que impide el flujo es un no-hacer adecuado.

Intervenir enérgicamente para cortar un exceso es un no-hacer oportuno.


Abstenerse de intervenir para no interrumpir un suceso que sigue su curso natural es un no-hacer santo y sin tacha.


Aquietarse internamente, parar el mundo y enfocar la visión interior en el balance-desbalance de las fuerzas que rigen el momento es el sabio y secreto camino del que se corre a sí mismo del medio. Del que se anula como vara de medición de preferencias y aversiones frente los asuntos.


Los que miran sin ver, los que oyen sin escuchar, los que tocan sin percibir, los que tragan sin saborear, continuamente llevan su agitación interior a todas partes y la acarrean a todos sus menesteres. 

Así, hacen cuando debieran abstenerse y se abstienen cuando deberían intervenir.

Hacia ese abismo van el mundo, sus pésimos actores y sus demenciales procederes.


Ante un escenario semejante, aquietarse, aquietarse y aquietarse más.

Allí está la cueva de silencio interior a la que siempre es preciso retornar.

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Susurros del I Ching, Trueno sobre la Tierra a Montaña sobre Montaña.


La virtud que no se ejerce

 



Dice un dicho popular en la sabana africana: “El poder no necesita proclamarse.

Camina con elegancia y dignidad, como el cántaro que reposa en el suelo, como el paño que cubre el cesto.”


Un carácter desarrollado no se ejerce,

Una gran virtud no se practica,

La fortaleza interior no se autoafirma.

Todo discurre con la sobriedad de un manso arroyito de montaña que simplemente va, sin pensar demasiado, bajando en su curso hacia la disolución en el lejano mar, sin titubeos, en su permanente decir adiós.


Sencillamente avanza, dando de beber sin preferencias a todo aquél que se acerque. Fertilizando y humedeciendo valles y hondonadas, y yéndose.


Así, quien practica su virtud no la posee,

Quien ejerce su carácter no es dueño de sí,

Quien autoafirma su fortaleza interior tiembla de debilidad.


La noche fresca, 

El sol quemante,

La sudestada,

La luna y sus fases,

Y el hombre natural, que sólo está ahí, como un cántaro que reposa en el suelo, el paño que recubre el cesto, o la mujer que amamanta.


No pensar tanto en sí o no, esto o aquello, yo y los otros.

Qué gran virtud.

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Pintura anónima.


jueves, 4 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 22, La Gracia, Ornamentar, Adornar.

 



Si bien la bella forma de las cosas es importante, no ha de ser esto algo que supla lo esencial, ni hacernos demorar el trabajo interno en lo que es perdurable y central.


Si la línea directriz de nuestras acciones es la graciosa forma, la ornamentación, lo accesorio, todo termina conduciendo a la desventura. El meollo del asunto no puede demorarse ni ocultarse entre flores.


Parece una obviedad y un lugar común, pero muchas veces la desconfianza en nuestras capacidades reales y nuestra incredulidad sobre el accionar del Cielo nos hacen echar mano a soluciones externas como adornar nuestra personalidad con cotillones fugaces, esconder la propia inseguridad en un maquillaje colorido.


Terminamos entrampados en nuestra propia liviandad.


Tomamos decisiones basadas en la importancia de cosas exteriores que nos brindan seguridad y suspendemos nuestro desarrollo interior amarrados al muelle de las tranquilidades accesorias.


Es un camino difícil la autoconfianza, ocupar el lugar central y correcto en nuestra vida. En lo pequeño y esencial siempre es propicio emprender algo. Si bien en las cuestiones menores podemos conferir importancia a la gracia y a la ornamentación, no debería ser este nuestro centro a la hora de tratar asuntos trascendentales.


Mentir a todos puede ser aceptable desde la secreta y muda justificación interior. Mentirse a uno mismo y confundir que lo que nos sostiene en el mundo es lo endeble de las ornamentaciones que mostramos, es el pecado imperdonable.


Cuando solo dependemos de nuestras capacidades y no hay de qué aferrarnos puede sobrevenir el pánico. 


Aferrarse a la claridad de la visión interior desde una actitud exterior sólida como una montaña. 


Todo lo demás es vanidad y correr tras el viento. 


Andar por los propios medios sin ostentosos carruajes es la valía del hombre noble que no se aferra a lo accesorio y se atiene a lo esencial en su conducta y a la hora de tomar sus decisiones.

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Susurros del I Ching, hex. 22, La Gracia, Ornamentar, Adornar.

El camino aprendid

 El camino que fui aprendiendo es un camino sin luces, en el que el heroísmo no tiene mucho lugar, ni la maestría del gran orador puede ejercerse.


Donde el aplauso jamás llega, ni la virtud que gusta a los hombres puede practicarse de manera brillante. Un camino irracional y sin sistema alguno, en el que quien parece avanzar va para atrás y el que va para atrás avanza.


Algunos lo oyen y enseguida se ponen a practicarlo sin titubeos.

Otros lo conocen y dudan, andan un poco y al no hallar beneficios se apartan.

Los más alejados del insípido sendero que aprendí, al escuchar de qué se trata se matan de risa y se palmean la espalda unos a otros.


Allí donde la fama aparece la virtud zozobra. En los debates y argumentaciones la sabiduría cultivada en el corazón se escabulle como un fantasma.


Andar el sendero sin dejar huellas,

Tener maestría en obviedades,

Ser fugitivo de la exageración y lo especial,

Invisible,

Amar a los cercanos con rostro, no a la Humanidad,

Apaciguar el brillo,

Desacumular conocimiento,

Acumular ignorancias.


Escuchar activamente y con el corazón abierto moviliza portentosamente la energía de la persona que logre encontrarte entre la niebla. Y la cura.


Ceder.

Este camino se trata de no tener razón y de jamás ser coherente para los cánones de bronce.


Ser capaz de transmitir el conocimiento silencioso con la mera presencia, olvidando el plan, frustrando todas las expectativas ajenas y traicionando todas las maquinaciones que el mundo tenía preparadas para vos.


Irse. Sin aferrarse a la obra realizada. Alzar los hombros y aturdir con la risotada irreverente la seriedad de los que buscaban otra cosa más estimulante es el camino burlón del Cielo.



martes, 2 de noviembre de 2021

Los limitados tras lo ilimitado

 



Mi pequeño ser es limitado, el Gran Misterio es ilimitado.


¿Cómo lo limitado va a perseguir lo ilimitado y pretender atraparlo?


El intelecto corre detrás de lo que no tiene límites con una pequeñita red para atrapar mariposas, como quien pretende cazar estrellas cual si fueran pirpintos.


Desconcertado, atónito, el cazador se queda parpadeando y pensado porqué las estrellas se escapan entre los agujeritos de la red.


Y luego inventa teorías, complejas explicaciones y foros en los que se discute el pertinaz escapismo estelar.


Los más hábiles verbalistas tienen razón, los otros son humillados, y en ese mundo de pequeños cuenquitos todo es vanidad y correr tras el viento.


Hago ruidito con mi mate ceremonial al costado del inmenso río que se expresa en su lenguaje sin palabras. Acepto mi pobre condición de incapaz del Gran Saber y me contento con encaminarme decididamente hacia la total y santa ignorancia.


Me muevo por los resquicios del mundo de los que saben, buscando el punto de menor resistencia y dándole a todos la razón como quien entrega una flor.


Miro las locas agitaciones de los hombres como vaca que ve pasar el tren por el campo, y cada vez tengo menos respuestas y preguntas menos insistentes.


Es realmente divino. Todo es como es y solo me limito a intuirlo y experimentarlo junto a unos cuantos despreocupados y extraños, locos que son redes que son puro agujero incapaz de atrapar nada, línea de pesca sin anzuelo, balde lleno de hoyos, pistola sin balas, puño de algodón. Y está bien así.


Las disputas por esto o aquello son cuestiones que interesan a quien no es consciente de su limitación.

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Susurros del I Ching, hex. 28, Ta Kuo, El gran exceso, La Preponderancia de lo grande, pasar, sobrepasar, vencer.

 




Nuestra psiquis es como la gran viga maestra del propio edificio: tiene su punto de quiebre ante un exceso de sobrecarga.


Me susurra el viejo libro que la pregunta vital de un hombre es saber cuánta carga es suficiente para él.


Ya que se trate de una situación particularmente pesada o de un exceso psicológico para nuestra capacidad, es necesario correrse inmediatamente de esa situación. Aquí el héroe -ese gran impedimento- sucumbe. La viga se quiebra y el edificio cae.


Un gran exceso es demasiado. Y saber cuándo es demasiado es la más alta sabiduría.

Todo lo exagerado es contrario al camino del cielo.


Es tiempo de medidas enérgicas pero sin violencia para con otros ni con uno mismo.

En un estado de acecho alerta puedes cruzar las grandes aguas que van creciendo y desbordando.

La inundación empieza a cubrir los terrenos, los cultivos, los montes, las viviendas.


La serenidad en estos casos y un pensar claro de la mano con una actuación persistente son el equipamiento requerido para salir indemne.


Hay una fuerza extraordinaria en el espíritu. La necesaria para esta prueba. ¡Adelante! Hay que salir de ahí. Jamás toleres más peso del que puedas soportar.


En tiempos extraordinarios todo debe hacerse con cuidado, filosa atención y sin descanso.

Es necesario aliviar la viga antes de que toda la casa se caiga.


En momentos críticos como este, si la fuerza interior se conduce de este modo, verás renovarse cosas que creías viejas y gastadas, retoñar brotes verdes de la madera que parecía seca.


¿De dónde ha salido esta fuerza? Nos preguntamos asombrados de nosotros mismos.


El tiempo de actuar es ya. No existe demora posible porque el derrumbe es inminente. La situación es insostenible, el punto de quiebre de nuestra psiquis está cercano. Conocer este punto de demolición del espíritu es de vital importancia.


¡Vamos! El agua ya está hasta la coronilla.


No hay otra que aceptar el gran exceso de la situación que padecemos y andar. Un carácter forjado sólidamente no se afligirá por deber sufrir la soledad interior que implican estos trances, o por las renuncias que deberá afrontar.


Salir con vida de allí es lo único que importa. 


Si recibes ayuda agradece. No busques reconocimiento ni te cuelgues una medalla al heroísmo. Albergar esas ideas es humillante. 


La solidaridad es de igual a igual, no se trata de la verticalista caridad.


La deuda se paga recíprocamente, aliviando la carga de otro que esté llegando a su propio punto de quiebre de su viga maestra.


En tiempos excepcionales, la fuerza interior y el claro sentido de tener adónde ir para salirse del estancamiento es el camino que trae ventura.

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Susurros del I Ching, hex. 28, Ta Kuo, El gran exceso, La Preponderancia de lo grande, pasar, sobrepasar, vencer.

viernes, 29 de octubre de 2021

Susurros del I Ching, Tierra sobre Tierra a Tierra sobre Viento.

 



Es instancia de total apertura y receptividad, tiempo de soltar la amarra por completo.


De abandono de toda idea y concepto aprendido.

Toda convicción es una cárcel, solo la duda tiene alas.


Una persona llena de cómo-deben-ser-las-cosas es un terreno cubierto de cemento. Nada puede sembrarse en él.


Quien se ha vaciado por completo es un campo fértil para que germine en él toda clase de nuevas y vigorosas simientes.


Hay que dejar ir todo nuestro sistema de creencias, delicadamente, como quien deja que la corriente de un arroyo se lleve ese ridículamente frágil barquito de papel en el que navegábamos tan seguros de llegar a buenos destinos.


Mostrarse abierto, dócil y receptivo, pero interiormente no serlo, es como un terreno que tiene vegetación superficial y que aparenta ser bueno para la siembra, pero que bajo la fina capa superior ya muestra cal y salitre.


Que tu exterior sea reflejo de tu interior.


Tiempo de ya no saber más nada.

Tiempo de que mi no saber se encuentre con tu no saber.

Tiempo de ceder.

Tiempo de abrirse definitivamente a la experiencia nutricia, real y directa del instante total. 

Venga todo, siembre todo su semilla en mi. Que la fuerza de Lo Creativo no encuentre en mi un impedimento para su magna tarea.


Esta disposición de sincera entrega al Gran Misterio será la que más adelante permitirá el inicio de una real y auténtica primavera interior. Una fuerza verdadera y vital, nacida del cambio de presiones atmosféricas internas, como un viento que busca ascender, comunicar buenas nuevas, atravesar las comarcas llevando el mensaje de un renacer.


Ese movimiento que nace suavemente desde adentro, incluso ahora se muestra dócil, austero y abierto.


Quien ha atravesado esta transmutación de todos los valores no busca enseñar nada, sino simplemente compartir-se lo que la vida desde esa apertura sin reticencias le muestra. 


Una comunicación que siempre está abierta, un decir sí y no mutable ante la evidencia del momento.


Su influjo penetra poco a poco, suavemente, todas las conciencias y él ni siquiera toma cuenta de ello.

Dice con todo su ser. Desde las entrañas. Y su actitud sin embargo permanece abierta a todos los dones del Poder.


Cuando experimentas vitalmente que nada de lo que pensabas y sabías hasta ahora tiene ningún valor, estás listo para ser sembrado con la semilla del Renacimiento.

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Susurros del I Ching, Tierra sobre Tierra a Tierra sobre Viento.

miércoles, 27 de octubre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 29, K’an, Agua sobre Agua, Lo Abismal.

 



La metodología del agua es el precipitarse a todos los vacíos que encuentra a su paso sin titubeos. 

El camino del corazón no tiene retorno.


Lanzarse siempre a lo desconocido, sin detenerse ni recular ante ningún abismo, es la maestría del agua sobre el agua.

Acción, movimiento continuo.


Frente a todo peligro, solo un corazón sincero consigo mismo es el que sale indemne.


Cara a cara con la oscuridad de las hondonadas la luz de la conciencia personal es lo único que salvará a un noble guerrero.


Cuando todo es un gran barranco alrededor, la veracidad es la espada afilada que porta quien va a la batalla sin detener jamás su marcha.


Todo se va al diablo. Solo una conciencia que permanece sólidamente fiel a sí misma y a su verdad interior puede tener éxito.


Ser fiel y veraz con uno mismo al momento de precipitarse dentro del abismo. La arenga es ¡Arriesgate y cae!


Esta es la virtud del noble guerrero del espíritu que lo libera del peligro y su conducta es motivo de admiración y enseñanza entre quienes lo rodean.


La pedagogía potente de un vivo testimonio. Silenciosa y portentosa.


Quien es fiel al camino que le dicta su corazón está desatado de ideas, planes, preparaciones. Así es capaz de fluir con los acontecimientos sin resistirnos, tal como el agua que baja por la montaña simplemente va acompañando, rodeando y rellenando los accidentes del camino, sin aferrarse.


Solo así puede dar los saltos a lo abismal sin titubear un instante.


Quien se ha lanzado al camino de la conciencia, como un arroyo de montaña, no puede regresar.


Podrá ralentizarse, aquietarse, incluso por un instante detenerse, pero tarde o temprano deberá enfrentar el terror del agua de diluir su Yo en las otras aguas más grandes del océano. 


Quien no crea ser capaz, mejor que no de su primer paso.

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Susurros del I Ching, hex. 29, K’an, Agua sobre Agua, Lo Abismal, Trampa, Precipitarse dentro de algo peligroso.

jueves, 21 de octubre de 2021

Susurros del I Ching, Fuego sobre la Tierra mutando a Montaña sobre Montaña.

 



Permanecer internamente receptivo, abierto, cultivar conscientemente el Yin, otorga un tipo de claridad involuntaria que se instala como un tenaz fogón que puede verse desde lejas comarcas.


El brillo por el brillo mismo carece de todo valor, es una vulgaridad imperdonable y es preciso huir de esa hueca gracia.


El loco Chieh Yü vio pasar por delante de la puerta de su casa al envarado Confucio. Le gritó sin vacilar al renombrado sabio:

 “¡Basta! ¡Basta!, venir a los hombres con tus aires virtuosos es muy peligroso. Muy peligroso es ir trazando a los demás el camino que deben seguir. 

¡Apaga esas claridades! ¡Apaga esas claridades! No vengas a estorbar mis pasos. Yo sigo veredas tortuosas, ¡no estorbes mis pasos!”


La auténtica claridad está firmemente adherida a una ancha apertura interior, a una receptividad ilimitada y sin nombre, a un vacío de ideas de cómo-son-las-cosas capaz de habitar cada experiencia, cada instante de manera total.


Esa calidad de fuego es imperecedera. La gente acude a ese fogón de forma natural, y sirve de punto de referencia en la noche abierta para los que vamos perdidos en los senderos.


Si ese fuego pierde adherencia a lo que es humilde se vuelve un pasajero fuego de artificio, una chispita en la inmensa noche cósmica, una nada.


No es preciso planear ni tramar el fuego. Es una mera consecuencia de sostenerse en un buen combustible. Y de dejarse combustionar.


¿Cómo podría arder buena llama sin adherirse a la noble leña seca, al oscuro carbón? Chispa que se despega y se ilusiona con la pura luz individual se apaga al instante.


En cuanto te aceches y observes que tu claridad busca separarse e independizarse del humilde combustible de tu interior abierto, receptivo y vacío que se ofrece a ser quemado, aquiétate. Medita, medita y medita. 


Si muchos giran su mirada hacia vos con la fascinación de quien mira fuegos artificiales, lejos de envanecerte por eso, aquiétate más. Medita, medita y medita.


La montaña se aquieta. Toda la vida acude a sus pies y es un freno a las vanidades. Los bosques, las aves, las fieras salvajes, toda energía va mermando a medida que se asciende.

Mas algunos hombres deciden aventurarse igual a esos duros y fríos aires de altura. A quien esté dispuesto a escalar esos escarpadas picos, le será permitido a su propio riesgo y aventura.


Perder relación con lo humilde, abierto, receptivo y nutricio te vuelve una pobre estrellita de niños en medio de la noche fugaz. 


El aquietamiento trae ventura. Lo receptivo obra elevado éxito.

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Susurros del I Ching, Fuego sobre la Tierra mutando a Montaña sobre Montaña.

lunes, 18 de octubre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 60, La Restricción

 



Existe separación entre las personas y las cosas, y a su vez todo es lo mismo.

Existe aparente distancia y fragmentación entre nuestros aspectos interiores, y a la vez es preciso conformar una sólida unidad.

 Los puntos de reunión, las coyunturas, los nudos del bambú han de separar y al mismo tiempo unir.


La fuerza y la energía fluyen libremente, mas deben ser adecuadamente gestionadas en la vida de los hombres de conocimiento.


Como dos huesos que se unen en la coyuntura, su reunión es flexible y útil, respetando claramente la individualidad de cada uno. De soldarse dos huesos, sería un gran problema de rigidez, de separarse, un gran problema de laxitud. 


Las nubes sobre el Lago parecen separadas, mas el Invisible vapor en el espacio vacío es una unión verdadera. 

¿Es unión o separación ese sutil estado de la materia?


Tiene éxito delimitar con moderación y sin exagerar: en el gasto, en el comer y el beber, en la ejercitación física, en el descanso, el estudio… cada cual conoce sus tendencias naturales.


Cuando decir, cuando callar. El silencio es un puente entre la sabiduría y la torpeza.


Restricciones muy extremas solo conducen a una vida amarga y en tensión.

Cuando tu vigilante interior pretende que los demás se limiten y restrinjan según tu criterio, la rebelión es el resultado y la frustración y el resentimiento tu destino.


Entre uno mismo y sus tendencias naturales ha de haber una clara articulación. Separación y al mismo tiempo flexible unidad.


El crecimiento personal es como el bambú: con etapas de expansión y momentos de restricción.

Tiempo de crecer y tiempo de cerrar con nudos. Descansar, esperar el ciclo adecuado y volverse a expandir.


La persona de conocimiento posee la correcta gestión entre la fuerza y el reposo, la unión y la separación, el crecimiento y la maduración interior de sus asuntos.


Sin ningún tipo de restricción a la expansión y la energía esta se vería agotada y nuestro progreso perdido.


Sin restricciones a la quietud, a la detención y a “los vicios”, nuestro progreso se vería impedido por la molicie y la energía disipada.


Excesivas austeridades vuelven amarga la vida. 

Excesivas licencias debilitan el carácter.


Esto no tiene absolutamente nada que ver con bueno-malo, moral-inmoral. Es economía energética. “Quien no conoce restricción alguna tendrá que lamentarse” dice el viejo libro.


La unidad entre nuestros diferentes aspectos debe articularse de manera suave y flexible.

La unión con las demás personas ha de ser suave y flexible también.

Dar espacio a los otros, no restringirlos con nuestro policía interior.

También hemos de impedir que la policía ajena nos límite e invada nuestro espacio. 


Los portones son para permitir o impedir el paso.

Cada cosa debe pasar o no pasar. Hay un tiempo adecuado de dejar hacer y otro de impedir. 

El arte del hombre del conocimiento es saber cuándo sí y cuando no, hasta donde sí, hasta donde no.

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Susurros del I Ching, hex. 60, La Restricción, Moderarse, Articular, Separar y Distinguir, Unir diferentes cosas.