sábado, 29 de enero de 2022

Los que saben

 



Abandonar toda búsqueda de Comprender me ha dado más regalos al corazón que los cúmulos de papel que he leído.


Un humilde santito de los cerros me liberó el alma más que cualquier predicador de verdades.


Embriagarse con el presente y destruir la máquina del tiempo.


Observar salvajemente lo que se manifiesta alrededor sin interferir con la mente especulativa, como un tigre que acecha, como un cavernario que contempla en el horizonte la bola de fuego que amanece. 


Aguardar tercamente pero sin ninguna ansiedad, hasta que la verdad se rinde como una ciudad sitiada ante el ejército que pacientemente la rodea.


Amo la sabiduría del samaritano que sabe Ver al otro más que la del erudito que conoce los secretos de la creación pero pasa de largo mirando el cielo.


Amo más la sabiduría del que piensa bien a los demás que la del que es capaz de mencionar puntillosamente los misterios de Dios.


Saber beber en comunión,

Compartir un silencio,

Abrazar al que sufre,

Alegrarse con el que celebra,

Acompañar al hijo aún sin poder comprenderlo,

Y lanzarse a viajar al arduo castillo de los padres hasta alcanzar la redención.

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viernes, 28 de enero de 2022

Susurros del Evangelio. Las bodas de Caná

 



“¿Qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”.


En el camino interior que crece y se orienta hacia el exterior, muchas veces no asumimos que el lugar que debemos ocupar ya está maduro, y es nuestro destino ir hacia él.


Nuestra consciencia ordinaria se resiste a perder su lugar de tranquilidad y quiere desentenderse del asunto. No implicarse. 


Pero no existe sendero espiritual verdadero que no se manifieste en la acción. Por los frutos se conoce al árbol.


Una voz antigua, primordial, como una madre salvaje empuja las condiciones para que nuestra consciencia superior actúe y asuma su sitio.


Una madre misteriosa que confía y lanza al hijo al abismo para que despliegue todas sus potencias a pesar de su negativa.


Esa fuerza descomunal a la que es imposible resistirse impele al yo verdadero a abandonar todo titubeo y apocamiento y lo lleva a dar el salto transformador.


Existe un poder arrollador en quien ocupa su lugar. Estamos absolutamente implicados en nuestra evolución. Siempre “tenemos que ver”.

Y quienes están a nuestro alrededor son alcanzados por esa fuerza como obedientes siervos.


Todo está listo, quien es transmutado, transmuta alquímicamente su realidad. Cuando es la hora, es la hora.


Y lo que estaba vacío es llenado.

Y el contenido insulso es transformado en vino.


Y entonces es digno de celebrarse,

La fiesta de la Plenitud de una esencia verdadera desplegada,

Del agua convertida en vino,

De la total embriaguez de quien ha asumido su tarea, 

De las bodas entre lo que creíamos que éramos y lo que somos de verdad.

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jueves, 27 de enero de 2022

Nada de más, nada de menos

 



La observación salvaje me revela que todo está haciendo lo que tiene que hacer.

Cada aspecto de la totalidad está en un perfecto equilibrio y  en el logro de una impecabilidad energética.


Entre la quietud y la acción nada disipa la fuerza.

No hay distracción, no hay despilfarro.

Nada de más, nada de menos.


Solo los hombres y su insoportable ansia sufren la permanente fuga que los conduce siempre hacia otra parte y hacia caminos inconducentes.


Incapaces de concebir la mengua y el crecimiento, el vacío y la plenitud, se les escapa el básico curso del Cielo.


La perfección y coherencia de todo lo que me rodea mientras permanezco quieto me manifiesta que aquello que podemos vislumbrar en un estado atento son los diversos disfraces que usa Dios para deambular por el mundo.

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Susurros del Evangelio. Juan 1 1-34.

 



La palabra poderosa es aquella que por su densidad crea realidad.


Esa palabra que nace desde lo más hondo del tiempo y del silencio.


La consciencia siempre está ahí. Como un cielo cerrado de nubes esperando aclarar y ver quién sos en realidad.


“Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo”.


Este es el koan a resolver que lanzó el Bautista.


Tu verdadero Yo te precede, aunque no lo conozcas. Es anterior a todos nuestros yoes falsos que hemos ido edificado minuciosamente a lo largo de la vida.


El manso de Dios es previo al darse cuenta,

Es el camino al darse cuenta,

Y es quien somos tras habernos dado cuenta.


¡Solemos ser tan extraños para nosotros mismos!

Pero al sumergirme en el gran río de la purificación y al descender el Espíritu sobre mí, ese yo mismo a quien yo no conocía se me empieza a revelar. Él desarma todo y nazco a conocerme, a ser desde mi yo verdadero, sin esfuerzo, dejándolo ser, como agüita que se derrama de un jarro.


Somos las cañas del desierto,

Aquellos que allanan los caminos del yo real de cada uno, de ese al cual hoy no somos dignos de desatarle la correa de las sucias sandalias.


El agua espera. Hay que meterse.

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miércoles, 26 de enero de 2022

La llave

 



La llave está en un enérgico progreso en el sentido del bien.


Redención es transmutar dolor en amor, oscuridad en luz.


Devolver bien por mal.

Una amabilidad por una grosería.


El aquietamiento permite agudizar la percepción, la lentitud en el ejercicio de lo cotidiano carga de densidad cada instante y le otorga hondura a tu existencia.


Si sufriste ausencia, vuélvete presente para tus hijos, tus amados.


Si te dieron violencia da toda la ternura de la que seas capaz.


Si padeciste el egoísmo sé generoso hasta el dolor.


Se cura uno curando. 

Se obtiene amor amando un montón.

Se baja la guardia de haber sufrido siempre amenazas, dejando de ser una amenaza para otro.

Se salva uno del haber sido invisible por medio del servicio y el Ver al otro.


El mundo que queremos está en muestras manos.

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martes, 25 de enero de 2022

Carga tu cruz

 “Hasta que no hagas consciente lo que llevas en tu inconsciente, este último dirigirá tu vida y tú lo llamarás destino.”, sentenció el sabio suizo Jung.


No hay redención -convertir la oscuridad en luz, el dolor en amor- sin mirar al abismo y descender a ver qué onda.


El "Reino de los Cielos" es el logro del sí-mismo, la integración de la psiquis en su totalidad. Consciente e inconsciente. No hay camino al Gran Mediodía sin sombra si primero no reconoces las oscuridades del crepúsculo.


Cristo, símbolo de la plena integración, no dice “tira esa cruz y camina tranquilo libre de turbulencias hacia la luz. Dice “toma TU cruz y camina conmigo”.


No existe entrada al reino de la consciencia sin cargar con la propia cruz. Por eso la puerta es estrecha y pocos son los que pasarán a través de ella.


Dice el esclarecido místico Tomás Kempis: “¿Porqué temes tomar la cruz por la cual se va al reino?


En la cruz está la salud, la vida, la defensa de los enemigos.

En la cruz está la infusión de la suavidad soberana, la fortaleza y apertura del corazón. El gozo del espíritu, la suma virtud.


No está la salud del alma, ni la esperanza de la Vida sino en la cruz.


Toma pues, TU cruz y camina junto a Jesús. Todo está en morir en TU cruz y empezar a vivir.”


Ningún camino sin cruz, sin inmersión en la oscuridad es verdadero. Si te prometen mieles, escapa y no pierdas el tiempo. Tu sombra en forma de destino te encontrará siempre.


Sigue Kempis: “La cruz te espera en todo lugar: si la llevas, ella te llevará, si la rechazas, se tornará más pesada. 

Así que la cruz siempre está presente y te espera en cualquier lugar. No puedes huir, dondequiera que fueres, porque por más que huyas, te llevas a ti contigo, y siempre te hallarás a ti mismo. 

Si desechas una cruz, sin duda hallarás otra.”

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Travesía del silencio

 



Emprender la travesía del silencio.

Entregarse a contemplar el cambio entre mengua e incremento, las fluctuaciones entre vacío y Plenitud y no meterse, es entrever algo del modo en que el Cielo actúa.


Ingresar para salir, 

Salir para volver.

Crecer para adentro.

Hacer claro lo oscuro.


Lanzarse al viaje sin mapa, 

La valentía de desprenderse de todo lo aprendido.


El desamparo de los andariegos perdidos que tienen como único refugio sus pobres éxitos en lo pequeño.


Emprender la aventura del silencio,

Que viaja en palabra que nombra y crea, en música que suena y salva, sin llevar ruido adentro, sin dejar residuos en la huella.

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domingo, 23 de enero de 2022

Bajar las armas

 



Desarmar la propia fortaleza es más arduo que cualquier ataque a un bastión inexpugnable.


Cuesta más bajar las armas y acercar las partes para negociar la paz con uno mismo que una aplastante victoria sobre otros.


La bestia que habita en nosotros es la más difícil de domar, los demonios que se ocultan en nuestros sótanos son los que más se resisten al exorcismo.


Ninguna indagación o disciplina, todo camino espiritual que no conduzca hacia nuestros propios abismos es tan solo distracción y adorno que no sirve más que para engrandecer el ego.


Mi maestro me enseñó a abandonar toda búsqueda, a nadar en las aguas de la divina ignorancia, a caminar a tientas dentro de la nube del no-saber.


El precioso néctar amargo del santo brujo decapitador abrió  los caminos para que el corazón se asiente en la eterna liberación de su fuerza llamada amor.


Y andando esas sendas, con todos mis errores, idas y vueltas, las verdades se revelan y el ansia por seguir huellas que otros trazaron se disuelve en un presente activo que jamás deseo ya abandonar.

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Susurros del I Ching, hex. 5, Hsü, La Espera, Aguardar, Aplicar la mente a lo que es necesario, mutando hacia hex. 1, Ch'ien, Cielo, Lo Creativo.

 



Siempre que no exista claridad lo más indicado es aguardar y no precipitar las cosas hacia el lugar al que una mente confusa y apresurada nos indica. 


Puede darse también que poseamos la lucidez y la fuerza interior, pero que el abismo que nos rodea sea tan peligroso y la oscuridad tan cerrada que se haga necesario desensillar hasta que aclare.


Situaciones que requieren mayor maduración,

Peligros externos que van a pasar,

Manjares que precisan su tiempo de cocción,

Vínculos que aún no son del todo claros.


El tiempo es el vehículo de lo Creativo, y la desconfianza es lo que nos impulsa a emprender la acción.


Suspender la incredulidad es un acto de honra a lo Supremo, que opera siempre en sentido propicio.

Simplemente ser veraz y esperar a que sea posible atravesar las aguas.


En el transcurso de la espera será necesario no disipar la energía aplicando la mente a vanas especulaciones y rumia mental.

Mantenerse sereno y de buen humor. Aplicarse a comer y beber en calma, Depositando la confianza y la responsabilidad en lo Creativo, mientras las insondables mutaciones internas de la cuestión que nos toca van llevando las cosas a su desenlace.


Las nubes se ven sobre el cielo. La lluvia aliviadora no tardará en caer.


La espera correcta es creadora.


Sin tiempo, saber esperar es uno de los cinco regalos cardinales del noble.


Sobretodo si la circunstancia es en extremo delicada, el camino correcto será suspender toda acción destinada a hacer algo para resolver, y aguardar en actitud de plena atención.


Llega un punto en que todo asume un sentido cuando uno ha sido totalmente veraz.

Las señales marcan el camino adecuado y ya no se precisa tomar ninguna decisión desde lo mental. Todo se ha vuelto claro, la perfecta espera crea y muestra la orientación correcta para nuestros pasos.


Así, la caminata se va haciendo sola, como agua de montaña que corre suave y segura hacia abajo.


La situación en cuestión, el vínculo que nos reclama claridad o sanación, se llenan de poder, se vuelven parte de nuestro camino evolutivo y de una consciencia superior.


Todo lo que ocurre tras una adecuada espera se carga de fuerza creativa y se coloca al servicio de lo Supremo.

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Susurros del I Ching, hex. 5, Hsü, La Espera, Aguardar, Aplicar la mente a lo que es necesario, mutando hacia hex. 1, Ch'ien, Cielo, Lo Creativo.

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viernes, 21 de enero de 2022

Contemplación

 No hay práctica que otorgue el mérito de la gracia, no existe estudio ni disciplina transmisible que conduzca a la iluminación. 


Las ilusiones del ego se engrandecen con los caminos trazados por grandes nombres y solo te demoran en el dualismo buscador-lo buscado.


El modo indicado de gozar de la cercanía de una mariposa no es perseguirla, sino permanecer quieto hasta que ella se posa sobre tu mano.


El colibrí besa la mejilla de quien está en perfecta quietud y desvía de su corazón toda zozobra.


Simplemente sentarse y no hacer, en total entrega y con el espíritu orientado hacia la participación con la suprema divinidad.


Sumirse en la atenta observación de lo que circunda, que no es más que el disfraz que usa Dios para deambular por el mundo.


Cortar lazos con el pasado y el futuro sin ir con los pensamientos más allá de la situación.


Hasta que los hilos se muestran,

Hasta que la verdad se revela.

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Susurros del I Ching, hex. 53, Chien, La Evolución

 



Acogerse a lo femenino es el modo de trascender y avanzar gradualmente, y la manera en que se producen las influencias duraderas en los demás.


Toda evolución ocurre femeninamente, paulatinamente, acogiéndose a los cambios, y direccionando sin forzar jamás.


Se trata de una hondísma quietud interior y una suave y penetrante actitud en lo exterior. Sin rudeza, sin asperezas.


Lo tosco es suavizado dulcemente, como la roca por la blandura inagotable del agua.


Cultivando el Yin siempre puede haber lugar para más.

Cultivando el Yang siempre algo será quitado.


Nada precipitado conduce a la evolución, ningún atropello influye positivamente en los demás.


El agitador produce hartazgo y rechazo.

Quien poco aparece es buscado y escuchado con atención.


El influjo que termina arraigando en los otros es aquél que es hijo de la suavidad exterior, consecuencia de la inconmovible quietud interior.


Cultivar el Yin te va colocando en el camino de conformarte en el más alto grado a la norma Celeste.


Ninguno de los diez mil seres que pululan en la tierra puede evolucionar sin la fuerza y conducción de Lo Creativo. Todo aquello que tenga la posibilidad de evolucionar será colocándose dócilmente bajo la guía del Cielo.


Cultivar el Yin es acogerse al principio femenino, que se abre, que es blando, que se adapta, que se coloca a disposición, que nutre, que no se antepone, que es capaz de ceder, que suavemente moldea, rodea, que direcciona sin forzar, que influye desde la ausencia, la blandura y la flexibilidad.


El vehículo de lo gradual es el tiempo. 


Todo lo duradero en esta tierra, todo lo que imprime su sello en otros se abre paso desde el Yin, y el Cielo lo lleva en andas hacia la plenitud, al total despliegue de lo que está en su naturaleza ser.

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Susurros del I Ching, hex. 53, Chien, La Evolución, La Infiltración, Avanzar gradualmente.

jueves, 20 de enero de 2022

Chasqui mercurial

 


Acomodado en la hamaca paraguaya, a la orilla de mis observaciones y absorciones,

Me dispongo a sumergirme en las páginas de algún antiguo texto como mera excusa para que mi pobre antena se active y comience a hilvanar palabras.


Mi mate ceremonial asume el símbolo del vacío y la plenitud, ese mecanismo con el cual el universo crea destruyendo y destruye creando. Y así me conformo en el más alto grado a la norma Celeste y a mi rol de simple chasqui mercurial.


Cumplo así con un ritual ignorado y presuntamente inútil, pero que como una botella lanzada al mar, tal vez del otro lado del mundo algún pescador la recoja. 


Y nos veamos en sueños, en resonancias podamos conversar sin palabras y en músicas inaudibles comulgar.


Las agitaciones seguirán consumiendo las ansias del hombre, pero quizás en algún lugar de este tren lanzado al abismo, una pequeña resistencia de este apóstol de la inacción y la inutilidad contribuya a equilibrar un poco el desatino.

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miércoles, 19 de enero de 2022

Susurros del I Ching, Fuego sobre Fuego a Montaña sobre el Lago




 Una gran claridad interior se manifiesta también en el exterior.


Todo aquello a lo que estás adherido en tu espíritu se manifiesta en el afuera.

 

Puede ser tu verdad y serenidad interior,

Tu pánico y tu terror,

Tu rigidez y severidad,

Tu amorosidad y servicialidad,

Tu ansia de controlar, vigilar y castigar,

Tu entrega,

Tu sabiduría,

Tu arrogancia,

Tu vulgaridad.


Nada de lo que deba manifestarse permanecerá oculto.


No puedes esconder aquello a lo que te adhieres interiormente.

Allí donde esté tu tesoro estará también tu corazón.


Tiempo de claridad interna en medio del caos y la destrucción.


Adherirse a la humildad, a lo que se entrega como combustible para lo Supremo. Todos tus dones y tu virtud se vuelven el carbón para que ardas e ilumines la insoportable oscuridad circundante.


Ser cálido fogón para los perdidos en la noche que se hace larga. Es preciso mantener conscientemente la llama interna bien alimentada.


El tiempo se va y asienta algunas cosas y destruye otras, que a su vez son transformadas.


No busques arder ni iluminar como objetivo, eso es un horror y un atropello. Que eso tan solo sea la consecuencia de la entrega al Fuego de la vida de todo lo que sea capaz de morir en vos.


Y todo conduce a volverse internamente un gran Lago. Serenamente alegre, susceptible de recibir a todos los alocados cauces de agua sin discriminación ninguna.


Cuando afuera todo está detenido e impide el paso y se vuelve como una escarpada Montaña, sostén entonces la profundidad descartando toda banalidad,

Sostén inclaudicablemente la apertura hacia todos descartando cualquier separación y discriminación,

Sostén como un artesano tu serenidad descartando toda agitación,

Sostén como un tonto esa alegría en la que algunos pueden hallar cobijo descartando toda solemnidad y severidad.

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Susurros del I Ching, Fuego sobre Fuego a Montaña sobre el Lago.

martes, 18 de enero de 2022

Contradicción y paradoja

 


La vida está plagada de contradicción y paradoja.


El paraíso de los lógicos y coherentes es una imaginaria cinta asfáltica infértil y sin vida, donde todo es línea recta, un bronce oxidado y un dedo para señalar.


¡Qué olor a arrogancia despiden los que exigen coherencia y convicción!


Qué fuerte y vital fragancia impregnan a su paso las almas de niño, capaces de la risa y el llanto, la dulzura y la rabieta, de poner la otra mejilla y de echar a patadas a los mercaderes del templo, mientras navegan el río de la vida auténticamente viva, y que han sacrificado en el altar la seria y gris ecuanimidad.

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Orientar el corazón al Divino

 Si realizando tu tarea ordinaria tu corazón está orientado hacia el Divino, lo cotidiano se vuelve mágico y se baña de hondura la existencia.


Atención, atención, atención.

Presencia, presencia, presencia.


Es el harapiento que guarda la piedra preciosa en el bolsillo.

El caminante que no deja huellas al andar.

El sabor insípido del Gran Camino que solo saborean los que abandonaron la extravagancia.

El tonto de la colina que ve al mundo girar mientras todos se burlan de él.


Hay una puerta estrecha, detrás una senda sinuosa que conduce hacia lo profundo.

Un ojo de aguja por el cual es difícil pasar.


Un lago en calma. Unas manos que al hacer muestran al sutil observador lo que hay en el corazón que las guía.


Atención, atención, atención.

Presencia, presencia, presencia.


¡No mires arriba!

El Cielo está aquí,

El paraíso es una simple tarea al servicio de algo más que vos mismo

Y Dios tiene cara de Otro.

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Con Templar

 


En el Aquietamiento y la contemplación está el descanso del fatigoso buscador, el reposo del ansia que se agita en indagaciones que siempre son hacer-algo.


Cesudas lecturas, estudios y prácticas energéticas, concentrar la mente de determina manera, una cierta postura, un modo de respirar, recitar tal oración, devociones, etc.


Y el Uno innombrable que se escabulle...


Antiguos seguidores del camino liberaron por completo las fuerzas del espíritu al presente activo del majestuoso escenario del mundo en su “Sentarse quieto sin hacer nada”.


No forzar nada, no retener nada, no rechazar nada. Liberar todo frente a un río, el mar, una montaña, un bosque, una infinita llanura.

Dejar que todo ruede como corre una bola de vidrio sobre un espejo impoluto. 

Que toda barrera se disuelva y el concierto armónico del Gran Misterio se revele por sí mismo.


Un ratito, un rato, un largo rato, a diario, donde estés. 


El aquietamiento, 

La observación,

La contemplación.


“Volverse un templo,

Un núcleo desde donde la vida se percibe a sí misma".


Así lo describe Lautaro Dávila  domador del viento que transforma las oquedades en música Celeste.


Sentarse quieto sin hacer nada y deambular libres y tranquilos. El viejo arte que enseñaba el pícaro Chuang Tsé, vagabundo poeta y humorista seguidor del Camino.

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Los monos contemplando el vacío. Cerro Colorado, El Silencio. Córdoba norte.


Foto: Francisco Varone


domingo, 16 de enero de 2022

Ir y volver

 Salió temprano de madrugada, como un ladrón, dejando atrás casa, esposa, hijos y tareas ordinarias.


Buscó en lejanos viñedos el vino del despertar. Y solo encontró borrachera y resaca.

Halló misterio en la selva,

Aire puro y helado en la montaña,

Inmensa vastedad en la llanura, 

Y loca agitación en el mar.


Estudió todos los libros y practicó todos los rituales sagrados de los sacerdotes de los mil credos.


Mortificaciones y austeridades fueron sus vanidades,

Ayunos y muy concientes preparaciones alimenticias lo mantuvieron purificado y librado del pecado del mundo.


Sostuvo por largas jornadas las más santas posturas e hizo circular su álito vital por todos los meridianos de su cuerpo.


Pero esos lejanos viñedos lo embriagaron cada vez más. Y como un perro hambriento cada día buscó más desesperadamente el alimento que no podía sacarlo.


Agotado cruzó otra vez valles, desiertos y ríos. Visitó instructores y sabios maestros.


En el arroyo, mientras cruzaba con una barca vio el reflejo de su rostro, viejo, torturado, serio, solemne.


Al otro lado, un joven extraño ofrecía un agua nueva a quienes quisieran beberla. 

Era un agua que se bebía de los ojos de un niño.


Al pasar a su lado, algo de ese manantial cayó en sus labios y ya no tuvo sed. Volvió a cruzar el río, y al observarse se vió más fresco y su ceño ya no estaba fruncido.


Cada pisada de regreso era total, no había ya bruma de un ayer o un mañana en su mirar.


Ya en casa era como un niño, y al entrar comprendió que ese era su reino. Toda su familia aún dormía.


Su esposa lo encontró al despertar con una serena sonrisa, preparando el humilde desayuno de mate cocido y pan.

Los hijos fueron llegando a la mesa y besaban en la frente a su padre niño, y salieron a jugar.


Todo era absolutamente igual. Todo era observado por un Testigo completamente nuevo.

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Susurros del I Ching, hex. 1, El Cielo, Lo Creativo, el Gran Hombre, el Soberano


 

Nada hay más elevado que el Cielo sobre el Cielo.


Es la fuerza, el poder, lo que crea, lo que ordena, lo que dirige, legisla, gobierna. Es el lado izquierdo del Antiguo que es previo a todo lo que existe.


La persona que se encuentra con estas cualidades en sí y persevera recordándose en ese estado de consciencia se hace uno con el Cielo.


Fuerte, infatigable. 


Solo una canción puede cantarse a Lo Creativo.

Nada más que poesía puede decirse sobre él, y permanecer en un sagrado silencio interior desde el cual contemplar absorto su Gran Obra.


Cada instancia de su hacer es como un dragón sobre el cual el sabio alza vuelo llevado hacia el cielo a motorizar el universo.


“Pleno de fuerza es el movimiento del cielo. Así el noble se hace fuerte e infatigable.”


Contempla la Vía Celeste y la toma como modelo para su tarea.


Un viaje de poder.

Un viaje de fuerza interior.

Un viaje siguiendo los paso del más antiguo, del que es Anterior a Todas las Cosas.

Viajar sobre el lomo del dragón,

Seis instancias de consciencia,

Seis peldaños de la oscuridad a la luz.


¡Pero alerta! 

Quien vuela más alto que sus propias fuerzas cae indefectiblemente, quien queda atrapado en el orgullo del logro deberá arrepentirse.


Solamente lo que está vacío puede llenarse,

Lo que está pleno no puede durar.

Este es el susurro que muy bajito revela el viejo libro de ruta: Nada está quieto y todo muta incesantemente. Lo que llega a su extremo en su opuesto se transforma. Quien presta oídos a esto tiene un gran tesoro en su poder.


Y entregarse al viaje,

Volar sobre el Dragón,

Invocar la energía del Cielo,

Suspender la incredulidad,

Hacer-no-hacer en función de la Gran Armonía dejando de lado gustos y aversiones.

Habitar siempre la verdad interior.

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Susurros del I Ching, hex. 1, El Cielo, Lo Creativo, el Gran Hombre, el Soberano.


La virtud en el no-hacer

 Cuando nos disponemos al servicio de algo más grande, de algún propósito que trascienda a la pequeña vida que empieza y termina en uno mismo, se produce una gran fuerza liberadora.


Se puede centradamente observar que las cosas dejan de depender de nosotros, y entonces nos aborda una honda sensación de santísima irresponsabilidad frente a los asuntos que inquietan a todos.


Existe algo muy anterior a todas las cosas que reclama nuestras manos y ser vehículo de su voluntad, y no tiene nada que ver con lo que prefieras o rechaces.


Esperar pacientemente el momento de cumplir la orden tomando el mate de la despreocupación, sin mientras tanto entorpecer con delirantes iniciativas propias.


Hay una virtud en el no-hacer, muy despreciada por los hombres notables.


Pocos aman ese oscuro lugar,

Prefieren el ruido de las salas ministeriales y las altisonantes propuestas para salvar al mundo.


En el sombrío archivo reviso las palabras de los antiguos y me solazo en la quietud, simplemente a la espera del llamado a cumplir con mi ocaso, un fantástico viaje hacia el oeste de la vida.

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La verdadera comunicación

 


La verdadera comunicación es como un gran viaje, la pequeña comunicación, como uno de esos “tours” donde todo está prefijado y concluido de antemano, y solo se trata de ir tachando de una lista los ítems obligados.


En este tipo de comunicación turística la psiquis no se mueve un ápice de su punto de encaje, y al final, es como ni siquiera haber salido de casa.


La Gran Comunicación es un viaje en el que todo está librado al azar y el andariego se somete gustosamente a los designios del camino.


Donde se permite atravesar rutas internas y poco transitadas.


Con apertura y blandura, evitando la conclusión anticipada y la mecanicidad.


La flexibilidad ante lo desconocido lo mueve interiormente en el encuentro con el otro y con el paisaje exterior e interior de los demás.


No habrá descubrimiento de otras personas ni de uno mismo y no existirá comunicación real si mientras alguien habla yo estoy internamente esperando que se calle, porque ya he encontrado en mi archivo de convicciones y conclusiones lo que corresponde decir en esa ocasión.


Ante todo, ¡No inicies el viaje hacia el otro con una ruta prefijada!

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Dejarse guiar por los niños y animales

 


La iluminación está lejísimos del que la busca. Mucho más del que la persigue mediante prácticas y ansiedades propias de un ambicioso que va detrás del éxito y la riqueza.


La bondad está lejos del que se pone a practicarla, y la sencillez se retira inmediatamente de quien la ejerce.


Mejor dedicarse simplemente a ser quien se es, observarse humilde y honestamente y rectificar si es necesario. 


Todo lo artificioso es ajeno al camino. La exageración es contraria a la Gran Vía.

El esfuerzo es una gran mentira y la virtud una medalla que sobra.


Dejarse llevar por los niños y los animales. Ellos son baqueanos de los senderos correctos.

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La hospitalidad

 La hospitalidad es una preciada virtud capital.

La puerta abierta al repentino visitante, la mesa dispuesta, el plato de más, la cama donde descansar.


El andariego siempre atesorará a quienes lo reciben desinteresadamente y gozan de su visita con corazón limpio y sincero.


El hospitalario que comparte si es rico sus riquezas, si es pobre sus pobrezas, tiene un sitio privilegiado en la bitácora del caminante.


Abrir las puertas al viajero,

Poner un plato más, convidar un poquito de sombra para el cansado del camino.


Qué mezquindad la del que no te recibe, qué ruindad la del que esquiva la mirada y del que no abre la puerta ante el llamado. 

Un corazón cerrado es mucho más difícil de abrir que una reja.

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Los otros son el altar

 

Mi maestro fue claro esa mañana sobre la áspera colina.

Sus palabras son un escollo para quienes gustan de las prácticas vistosas y los que se anotan entre los buenos y justos:


“Si camino al altar te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja esa ofrenda en el suelo y corre inmediatamente a reconciliarte con él. Solo entonces vuelve y presenta tu ofrenda en el altar.”


Sólo entonces....


Y por otro lado ha dicho: “ Yo quiero misericordia, no sacrificios.”


Es muy sencillo olvidar que andamos mal con las personas, pero seguir manteniendo las prácticas y la parafernalia ritual de los buenos y justos.


Va quedando en el olvido y la demora, y en el auto relato que nos hacemos, los otros siempre tienen la culpa de nuestro alejamiento, tenemos derecho a estar ofendidos y seguimos siendo buenitos a los ojos del mundo y del que es Anterior a Todas las Cosas.


No es fácil en cambio que nuestra práctica misma sean los vínculos con las personas. Ese templo invisible que es el trabajo interior en relación con los otros. Esa secreta ofrenda a Dios que es vencerse a sí mismo y estar bien con los demás.


Ver y acompañar al hijo,

Acercarse al hermano y al padre,

Dar al que necesita,

Visitar al preso, al que está solo y al enfermo,

Perdonar, pedir disculpas,

Escuchar con atención y vacuidad,

Decir lo que se siente y se piensa sin temor,

Que cuando digo si, sea si, que cuando digo no, sea no.

No juzgar ni mirar con microscopio a quien amamos,

Pararle el carro al que se zarpa,

No odiar a nadie.


Conceptos simples de comprender, pero mucho más difíciles de practicar que cualquier ritual exterior, que cualquier rezo en voz alta, que cualquier postura santa y sagrada.


Los otros están ahí. Y son el auténtico altar de las ofrendas para agradar a Dios.

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Susurros del I Ching, hex. 38, El Antagonismo, (II)

 El antagonismo obliga a extremar la cautela.

En tiempos en los que las energías en juego van en direcciones opuestas, no se debe  esperar demasiado.


Tan solo en lo pequeño puede obtenerse algún éxito.

Adherirse a la sencillez es mantener la claridad sin tacha.


Permanecer sereno interiormente, en una actitud de aguda percepción y fomentar inquebrantablemente la lucidez.


Ocuparse de pequeñeces aporta ventura en tiempos en los que se desvía la mirada de lo verdadero y donde las divergencias son agudas.


No actuar con rudeza, economizar la palabra es el camino que proponen los sabios.


Venga como venga la cosa, la oscura ceguera de las masas no han de hacerte perder la singularidad. Ser diferente no es motivo de arrogancia, pero no han de obligarte a ceder tu poder personal.


El sendero es serpenteante, sinuoso, y las vueltas siempre acomodan las cosas finalmente para arribar al destino correcto.


Nada contrario a la naturaleza puede prevalecer en el mundo.

Toda exageración se opone al Camino.


Hay procesos ocultos en los que el sabio confía, mientras los demás responden alocados a los llamados urgentes de su desconcierto.


No puede desviarse la mirada de lo que se ha Visto. Solo contemplar el modo en que son vestidos los lirios del campo y cómo son alimentados los pájaros de los montes basta para suspender radicalmente la incredulidad.


Es la verdad interior lo que continúa cuando todo parece imposible.

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Susurros del I Ching, hex. 38, El Antagonismo, Desviar la mirada, ser Diferente.

No te busques más en ese desierto

 Apartarse del mundo en pos de sagradas tareas no tiene nada que ver con entrar por la puerta estrecha que conduce a la Vida.


Porque la vida humana se da a luz entre los otros. El prójimo completa mi trabajo interior con su sola presencia y sin él no puedo volverme como el niño indispensable para ingresar al reino.


La puerta de la orgullosa distancia es amplia y cómoda.

La puerta del vínculo cotidiano es angosta y difícil de abrir.


Los recreos de soledad y silencio son necesarios para que maduren muchos asuntos. Pero sin el retorno al bullicio de la feria, ¿Cómo podríamos poner en práctica lo hallado en el corazón?


Un abrazo es más cálido que una plegaria por la paz en el mundo.

Un oído atento al amigo es más santo que cualquier oración por la humanidad.


No te busques más en ese desierto. Las vanas ilusiones de espiritualidad abstracta no tienen nada que ver con el amor en acción, que a fin de cuentas, es la única realidad que subyace a cualquier búsqueda, a cualquier mensaje cifrado que pretendas encontrar entre la infinidad de hojas impresas a lo largo de las eras o entre lejanos paisajes exteriores.

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Los buenos y justos

 Un hastío capital por los que la tienen tan clara,

Temeroso por esos que andan siempre listos para una quema de brujas y herejes,

“Podrido de perros flacos que ladran pa no aburrirse a los volidos de un pájaro”, dijera el Pampa de Huanguelén…


Incapaz ya de oír a los que tienen pronta respuesta para todo y que jamás de los jamases aparentan desconcierto.


Su seguridad me encandila, y yo en mi insignificante y pequeña vida conservo el aspecto de un tonto e ignorante.


Los convencidos,

Los buenos y justos,

Los del lado correcto,

Los que la tienen sobradamente clara,

Los que tiran la primera piedra,

Los coherentes.


Mis pasos me conducen al silencioso retiro de las orillas y confieso mi total azoramiento por los vaivenes de los asuntos del mundo.


Con aspecto embobado permanezco en la sombra mientras observo como todos brillan, se confirman a sí mismos y se palmean mutuamente la espalda.


¿Tal vez en ese boliche de la esquina haya alguien despierto? ¡Sirva una ginebra tabernero!


¿Quizás encuentre a alguien apesadumbrado de dudas que quiera callarse un rato conmigo?


Puedo soportar igual las fuerzas antagónicas; cedo, como me han enseñado, y continúo mi tránsito por el sendero que un día tomé.


Me gustan las postas inciertas, los albergues pasajeros donde entre irresponsables nos entendemos y compartimos ese tecito santo que abre el corazón y disuelve toda dualidad.

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Trajes viejos

 



Con ese vestido viejo no puedes ver al que está vivo ahí adentro.

Con disimulo y ocultamiento no existe encuentro posible.


Con la mecanicidad en la acción, en la charla, en la reacción, se huye de exponer al verdadero yo.


Sin espontaneidad se es contrario al Camino más antiguo por el que transita lo único verdadero: el momento presente.


Deponiendo la vergüenza y el temor, pisoteando los vestidos, podrás ver al que está auténticamente vivo debajo de todos lo velos. Esa porción que vive en nosotros de aquel que es anterior a todas las cosas y que está adentro, afuera, arriba, abajo, y en todas las direcciones.


Como esos niños pequeños que no saben que van desnudos, y gozan simplemente de la libertad, del Camino, la verdad y la vida.

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Mi querido Jorgito Peimer, el ser más despojado y auténtico que he conocido. Ojalá pronto pueda verte amigo y maestro.

La santa ociocidad

 La tontísima futilidad del permanente andar anhelando esto o aquello, el drenaje que significa la pasión desmedida que depositan algunos en adquirir esos sueños de plástico, queda evidenciada por la extraña beatitud que nos invade cuando todo eso se cae a pedazos, y la niebla de la primera frustración ha pasado burlándose de nosotros.


Cuando solo queda sentarse a la sombra de ese arbolito a mirar el polvaredal del waira muyo que pasa girando bajo el calor agobiante.


Y así todo, ya nada tiene importancia y todo está bastante bien así. 


Tener cosas, no tenerlas… ¿Qué diablos importa a los fines de nuestra pequeña e insignificante existencia? ¿Perderse la vida, que dura lo que un relámpago, en correr detrás de la vanidad y el viento?


Muchas doctrinas santurronas condenan las posesiones, yo humildemente presumo que lo penoso es el espectáculo de un triste hombre poseído por sus pertenencias.


Alguien es libre cuando puede tenerlas, no tenerlas, ¿Qué más da?


Claro que algunas cosas básicas son necesarias para el despliegue de la vida y poder ocuparse de algo un poco más sublime que la mera supervivencia. 


Pero qué tormenta de boberías suele seguir al límite de lo necesario…


Yo pienso en ese niño saludable que no precisa más que un palito y dos piedras para ingresar al mágico mundo del juego, del cual es amo y señor y nada puede poseerlo. 


Y observo a esos otros niños que sin el último juguete que vende la tele no son capaces de imaginación y risa.


Ando un sendero incierto de retorno a esa niñez, descartando  todo lo que quiere tender una mano para agarrarme, y lo convierto en alas para escaparme con mi ilusión superesport.


No por santidad -dios me libre y guarde de ella- sino por comodidad, conveniencia y muy mucho de gustar de la -esta sí- santa ociocidad.

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Sacro y profano

 La espiritualidad -sea lo que eso signifique- no puede ser una negación de lo humano y lo común y corriente.


Vestirse así o asá, hablar de tal modo, comer esto y no aquello. Todo esto te vuelve muy especial y atraes la mirada sobre vos, y tu loco ego sigue agigantado, ahora envuelto con un halo consciente y namasteroide.


Cuando realices una buena obra, que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha…


Se trata más bien de un profundo sentimiento de confianza frente a las cosas de la vida, y al orden oculto que está por debajo de todo eso gobernando.

Una cierta despreocupación pero no una huida total del bullicio de la feria humana.


 Sin sentirse arrasado por el ajetreo, entregarse a esa sensación inexplicable de que algo divino vive en nosotros y en los demás mientras realizamos nuestra tarea ordinaria, sin ninguna necesidad de que nadie note que nos mueven esas alitas.


De aspecto vulgar y poco llamativo, insípido cuando intento hablar de él, el Camino se aparta de toda diferenciación sagrado-profano. ¡No te demores en el dualismo! Solo así se puede crear silencios, ausencias, risas y manos tendidas.

No muchos gustan andar esos pedregales sin flores, en los que no se cosechan suspiros de admiración.


Alimentar de forma invisible eso que está en el interior del corazón de los hombres y que no es enteramente de aquí.


Abandonar la ansiosa búsqueda de no sé qué cosa que quién sabe por dónde andará… 

Eludir la vida del mundo no te conducirá más que a tus propias obsesiones sin que nadie las ponga a prueba. 


Una criatura truncada.


En medio de toda la locura hay tesoros hallados en la soledad, que solamente podemos poner en práctica en el dojo que son los vínculos y las situaciones mundanas.

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Siga el corso

 



Desde el umbral de mi humilde pensión contemplo pasar el corso de muchos de mis personajes.


Ellos me miran e invitan a seguirlos.

Como el “squenun” de camiseta que filosofa desganadamente en silencio los dejo ir con displicencia y sin rechazo.  


Se asombran de que esta vez no los siga, alzan los hombros y continúan a pasito murguero.


Algo superior, que pareciera no ser enteramente de aquí se aloja adentro. O quizás ya estaba y brota desde allí al quitarle tanta mugre de encima. Cuando ya le vemos las espaldas a nuestros disfraces, que de tan viejos y gastados producen algo de pena y saudade, nos quedamos más tranquilos y en verdadera soledad y silencio.


Prendo un humito de incayuyo, el día llovizna y está algo callado. Observarse y rectificar la conducta no parece un mal aporte a este alocado mundo.

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Susurros del I Ching, hex 38, El Antagonismo

 



Mantenerse respetando la propia singularidad en los tiempos de oposición.


Sin importar qué fuerzas están en disputa evitar toda rudeza y comportarse como un lago, manteniendo esa serena alegría que es capaz de acoger a todos los cauces que fluyen hacia él sin discriminación.


No corras detrás de nadie, ni pretendas convencer a nadie de nada. Todo se acomoda en lo auténtico siempre.


Los tiempos de antagonismo separan la paja del trigo, ubican a cada cual en su lugar. Impedir que las tensiones apaguen el fuego, dirigirse siempre a la verdad interior aún cuando todo parece imposible.


Cuando todo es incierto y confuso, dentro de cada uno existe un espacio donde conservar el propio poder. 

Adherirse con humilde servicialidad a lo perecedero y combustible del tiempo presente y a las cosas pequeñas. No importa cuánto haya que ceder en lo externo, así es como el agua vence siempre.

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Susurros del I Ching, hex 38, El Antagonismo.

Consciencia

 Una consciencia es clara y se emancipa cuando está libre de las huellas e impresiones que la mente ha ido recogiendo a lo largo de esta vida, e incluso, -dicen- de otras anteriores, y nos impiden ver la realidad tal como es y distorsionan la imagen que de nosotros mismos tenemos.


Ser consciente no tiene nada que ver con elecciones dietéticas, lugar de residencia, tipos de sexualidad, medicinas o cualquier otra cosa que hacer o no hacer.


Todas estas cosas pueden realizarse sin problemas siguiendo pautas y patrones aprendidos, y responden a modas, ideologías, al entorno y demás caminos exteriores, y pueden ser seguidos sin conocerse a uno mismo en absoluto.


Reconocer y disolver de nuestra mente los traumas, impresiones, huellas y acechar implacablemente nuestras respuestas emocionales son el sendero a la comprensión. El único trabajo que importa es conocerse a sí mismo en su totalidad -o hasta donde lleguemos- y el Silencioso Perfecto sabía que allí radica la auténtica liberación.


No hay ninguna luz que deba ser alcanzada o engendrada, sino mas bien remover los obstáculos que impiden su manifestación.

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Torquemadas

 Soy partidario de no decirle nada a nadie, ni de querer convencer.


No soporto el ansia del vigilante, el preceptor, corregidor, adoctrinador y controlador. 

No puedo aguantar al que tiene la posta, o al aterrorizado que exige a los demás lo que a él lo dejaría tranquilo.


Me escapo inmediatamente al refugio del vasto río donde los caranchos son corridos por las pequeñas golondrinas, los juncos en unión y blandura hacen la fuerza que resiste los embates de la furiosa sudestada, y la garza mora es una elegante señora displicente que no acepta dirección.


Dejar en paz se llama el vino que intento compartir con aquellos pocos cimarrones que aún tienen algo de orejanos, y el silencio, la despreocupación y la tranquilidad el mensaje que me enseñan mis amados maestros.


Por ahí me encontrarán  -sin ya jamás la severa pasión inquisidora que supe tener alguna vez- en el lado incómodo de la hoguera de los Torquemadas de hoy.

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Susurros del I Ching, hex 15, La Modestia

 



Cuando se está lleno de convicciones e ideas de cómo son las cosas se produce un estancamiento.

Lo más acertado es vaciarse de ellas para que la vida vuelva a tener frescura y flexibilidad.


Quien tiene mucho mérito en la Feria de los Hombres cosecha desiertos en el mundo del espíritu. Ya hay quien dijo que es imposible servir a dos patrones.


La Vía Celeste es vaciar lo lleno y acrecentar lo vacío.

Las lluvias y los vientos desgastan montañas y rellenan los valles.


Los dioses parecen aborrecer lo terminado. Perjudican lo exaltado y aportan dicha a lo incompleto.


Quien se eleva a sí mismo será humillado, quien hace de la modestia su morada será elevado.


Nada puede sostenerse mucho tiempo en su cénit; ni lo venturoso ni lo nefasto. El tiempo tiene la llave de todos los cambios.


Hoy no eres capaz de comprender una enseñanza. Los años, el andar y los caminos te transforman, y entonces la misma lección es aprendida con total naturalidad tiempo después.


Saber vaciar los que está pleno y llenar lo que está menguado es la puerta de todas las maravillas y la madre de todas las mutaciones.

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Susurros del I Ching, hex 15, La Modestia, Lo Insuficiente.

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Hacerse templo


 


Un momento de inactividad cotidiana desligada de cualquier fin y objetivo es mi remanso salvador.


La divina inoperancia que nada deja sin hacer.


Olvidarme del cuerpo, de la búsqueda, de toda forma ritual, de toda ceremonia, de toda práctica aprendida de meditación o adoración. 


Sencillamente estar y no ir en mis pensamientos más allá de la situación en un portentoso aquietamiento interior que absorbe todo y nada es capaz de perturbar.


No controlar la respiración, ni la postura, ni el foco de la mente.

El privilegio de sentarse ahí a contemplar sin juicio ni calificación el espectáculo que presenta el mundo frente al río y de espaldas a la in-civilización.


Comprender que todo forma parte de un organismo viviendo o de una orquesta tocando.


 El río está hinchado y grande y hace bailar a los juncos que no le resisten, los pájaros van de acá para allá, en caravana las hormigas cargan y trasladan secretas mercancías,  un puñado de nosotros ahí ejercitando el mero estar como sobras y excrecencias de este mundo utilitario, aterrorizado y psicópata. El sol, el viento, las nubes, todo una sola cosa. Es grandioso y brindo por eso.


Enfrentarse a la propia incomodidad, a la inquietud, a la sorpresa de sentirse en paz, o al asombro frente al armonioso y cotidiano concierto de la naturaleza.


Comprender que todo es un templo y hacerse uno con él, y pintarlo como nuestros ancestros en las cuevas del corazón.


Contemplar es la sagrada no-práctica que nos devuelve al seno de la madre y a la consciencia del padre Amado que es anterior a todas las cosas.

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Espíritu libre

 Un espíritu libre se manifiesta en el mundo, en relación a los asuntos que conciernen a la vida ordinaria, entre el bullicio de la caótica Feria del Hombre.


El retiro como descanso y recomposición es un hecho positivo y muy necesario, para luego regresar al ruedo. El espíritu libre entiende que Dios tiene cara de Otro, y no de abismo, desierto y egomanía solitaria.


El retiro como huida del mundo, como abandono del humano por un imaginario camino sublime sin nadie alrededor es un hondo desequilibrio y uno de los tipos de esclavitud espiritual. 


La liberación y trascendencia de lo mundano en abstracto es una ilusión y un autoengaño.


¿Con quién practicar la tolerancia sino tengo a quién tolerar?

¿Con quién practicar el dejar pasar sino tengo quien avance sobre mí?

¿Con quién el amor en acción que es el servicio, sino hay nadie a quien servir?

¿Con quién domino y dulcifico mi carácter sino tengo quien provoque la andanada de reacciones que me muestran mi completo descontrol?


La libertad y la fuerza espiritual son tesoros que se gestan y comparten en la desordenada y sucia cocina del hacer cotidiano.


¡No huyas! Es falsa la beatitud del ermitaño. Son fieras salvajes, que se alejan de sus presas por terror a su propia ferocidad.

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El refugio

 



La sabiduría se escurre en los debates estériles,

La virtud zozobra en los honores otorgados por el poderoso y tambalea junto a la fama y el aplauso de la multitud.


Si alguien accede a una verdad interior mejor que la conserve como una piedra preciosa y se vista como un harapiento para no despertar sospechas.


Hacerse invisible entre el gentío,

Aprender a no dejar huellas al andar,

Conservar la singularidad sin hacerse especial ni atraer la atención.

No caer jamás en la rudeza ni el rencor.


Dar al que toca la puerta,

Ceder el paso y ubicarse detrás.


No es tiempo de porfiar sino más bien de gestionar impecablemente la energía disponible.


Disolviendo el drama en la totalidad conservo un poco de cordura,

Me ofrece una copa la divinidad, que bebo hasta la embriaguez.

Luego me pierdo en el oeste de la vida sobre un raro buey azul, un poco desorientado, sin la menor idea de adónde dirigirme y sin mayor agitación.

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Los culpables

 


Cuando el mundo está amargado el culpable es la alegría.

Cuando el espíritu del mundo ha envejecido el culpable es la juventud.

Cuando el mundo enferma el culpable es todo aquel que exprese vitalidad.

Cuando la psiquis colectiva está aterrorizada se señala a todo lo que suponga el más mínimo riesgo, así sea puramente imaginario.

Cuando el mundo está preso en la cárcel de una convicción el culpable es quien ejerce la libertad de dudar y de estar confundido.

Cuando la violencia es lo que abunda en el aire, la falsa amabilidad y la cortesía de cartón abundan en las relaciones cercanas.


Nos han enseñado que siempre ha de haber alguien en la cruz para cargar con los pecados del mundo.


Sabemos que siempre habrá quien tire la primera piedra lleno de entusiasmo o encienda la hoguera hinchado de orgullo moral.


La sombra de la humanidad se expresa en cada pequeño gesto cotidiano hasta que la marea de sangre que Jung soñó se vuelve realidad y ya nada es capaz de detenerla.


Anoche soñé con dos amigos tristes, con piedras, inaudibles palabras de consuelo y una rara certeza de imposibilidad.

Una voz antigua me propuso ahondar en el silencio interior.


Mientras el enloquecedor engranaje de nuestros asuntos sigue su run run, busco en el movimiento de mi cuerpo, en el poder de las plantas, en las calandrias, en las nubes, en el río y en el viento el abrazo del Supremo y su callado consejo maternal.

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Susurros del I Ching, hex 51, Chen, Trueno

 Aunque la conmoción provoque terror no dejes caer tu sentido de conexión con lo sagrado ni te permitas caer en la incredulidad que todo lo entorpece.


Ríe, celebra,

Todo movimiento juega a favor de la vida,

Toda transformación fomenta el Camino.


El trueno aterrador,

El temblor que todo lo sacude anuncia la tormenta, el aguacero que trae alivio a la tierra reseca.


¡Ríe! 

En el cáliz se sirve vino sagrado a sabiendas de que el Gran Misterio rompe para arreglar,

Disuelve para reunir,

Desintegra para formar.

Y Él sostiene la Totalidad sin ánimos de elegir bueno-malo

Unos u otros, esto y eso.


Así, frente a semejante conmoción y comprensión,

El noble se explora a sí mismo,  rectifica su vida y se des identifica de todas sus características rígidas que no son más que impedimentos para el libre flujo de la energía psíquica.


Como un trueno, la caída de todo lo que creíamos estático anuncia un nuevo Camino para todo aquél que como un minero del espíritu ahonda en los profundos socavones del alma.

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Susurros del I Ching, hex 51, Chen, Trueno, Lo Suscitativo, Estremecer, Temblar de Miedo.

Mil caminos o un sendero

 Mil caminos solo conducen al enredo.

Un único senderito seguido hasta el final suele ser más prometedor.

Sin salir a ninguna parte también puedo comprender lo que ocurre en el vasto mundo.


Si has perdido algo nunca encontrarás esa pieza olvidada.

Yo creo que estamos completos.


El tesoro que guardamos es un gesto amable que surge del interior,

Un oído interesado,

Un piadoso olvido de la ofensa recibida,

Un dar que no deja pistas ni huellas,

Una palabra honesta justo a tiempo.


Los caminos que trazan los sabios llevan a la sofisticación y a la extravagancia. Y cada vez el regalo prometido se aleja más y más.


En el jardín interior de los simples cronopios oledores de flores la sonrisa es franca y el abrazo es compasivo.

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La vara

 Si por saber muchas cosas te consideras superior, es que consideras al saber como medida de evaluación del valor de las personas. Y lamentablemente siempre habrá alguien que sepa más que vos.


Si te hincha de orgullo ser fuerte es porque crees que la gente vale por su fuerza o debilidad. Y siempre habrá alguien más fuerte que vos.


Si tener belleza te hace considerarte superior a alguien es porque tienes a la belleza como un valor de calificación de las personas. Y siempre habrá alguien más bello o bella que vos.


Si tu inteligencia te hace sentir más que otros es porque crees que es licito medir a las personas por su inteligencia. Y siempre habrá alguien más inteligente que vos.


Lo mismo con el dinero, la espiritualidad, el compromiso social, la bondad, la superioridad moral, la austeridad, y cualquiera de las máscaras que usamos para medirnos hasta el milímetro entre nosotros.


Medita honesta y profundamente en estas cosas y encuentra en qué característica te refugias para compararte con los demás. Y descartala inmediatamente, es pura ilusión, vanidad y correr tras el viento.


El Gran Misterio no mira con detenimiento a nadie, ni a nadie hace especial favor por tal o cual condición.


No hay virtud que sea un peldaño para ponerse por encima de otros.

No hay mérito en nada que puedas hacer o no hacer.

El asunto va por otro lado.

Algo muy interno nos sostiene y unifica, que nada tiene que ver con lo que el Cielo nos ha dado en suerte.


Mejor no medir a los demás con la vara que uno inventó, no anteponerse ni siquiera interiormente ante nadie.


Enfocar mi existir en el Uno que no puede nombrarse disipa todo juicio y comparación.

Allí donde esté tu tesoro estará también tu corazón.

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Nuestro aporte

 



Un hombre mayor pide unas monedas en el semáforo bajo el calcinante sol bonaerense. 

Se sienta a descansar en el caño, toma un traguito de agua, y al mirar para abajo observa al rústico e indestructible yuyo que brota entre las grietas del hormigón. 


Parece compadecerse de su humilde compañero. Vuelca su botellita de agua sobre la planta callada, en la ilusión de que así le alivia en algo el calor de la tarde. Sin saberlo, quizás, también está salvando al mundo con su casi invisible gesto de amor.


Silenciar la verborragia exterior e interior,

Madurar secretamente, sin exhibiciones, el vínculo con el Uno innombrable y olvidar todas las cosas que fuimos juntando hasta hoy como cirujas del conocimiento. 


Poner los ojos en uno mismo y examinarse honestamente, sin tensión, y rectificar.

Ver la necesidad del otro, desviar la mirada de las faltas ajenas.

Ahorrar esa energía para usarla en domar al potro salvaje que galopa en el propio corazón.


No hace falta que salvemos al mundo heroicamente ni echemos luz sobre nadie.


Quizás, con solo callar esa tontería que estábamos por decir sin pensar, o abstenernos de cometer esa pequeña guachada hagamos un gran aporte a este desquicio general.

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El jardín interior

 



Regar pacientemente el jardín interior,

Zona por zona, hidratando las partes secas y podando la exhuberancia.


Extasiarse con el olor a tierra mojada.


Colgar la hamaca entre dos árboles y

Cultivar los frutos de la eterna curiosidad.


Luego esperar las flores, 

Y dejarlas cumplir su ciclo,

Sentándose en divina inacción a contemplar los colibríes,

Las lagartijas,

Los gatos furtivos,

A uno mismo contemplando toda esa magia.

Sin manipulación

Si categorización

Sin expectativas.


Invitar a ese sacro recinto a las personas amadas,

Todo lo que ocurre en ese espacio secreto es una parte de Dios que está de visita.

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Los desencajados

 



Dicen los astros que soy bastante torpe al lidiar con las cosas del mundo.

Sin saber que pesaba sobre mí esta sentencia he tenido que aprender otros caminos que a muy pocos satisfacen.

Jamás pude sentarme a matear amigablemente con los asuntos que hacen suspirar a los sueños del hombre y lo impulsan a ir tras las cosas que va.


A veces fantaseo con el viaje al oeste de Lao Tsé, dejar unas pobres y parcas palabras y que el tiempo las engrandezca o que el viento las disperse antes de la disolución.


Otras veces imagino batallar contra todo lo que me induce La Gran Náusea, transmitir lo que encuentro en mis desiertos y cuevas y morir al fin en una cruz, Incomprendido para siempre.


Yo no sé cómo acoplarme a este loco tren llamado humanidad.

Un puñado de maravillosos  compañeros y compañeras se llegan y golpean la puerta de mi vida por insondables y supradimensionales motivos, y me salvan de morir de solitario desconcierto.


Y abro gustoso, y descorcho el vino de la unión y el olvido para convidarlos y agradecer.

Entre esta pequeña comunidad de desencajados estoy en casa, y a salvo.

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