La iluminación está lejísimos del que la busca. Mucho más del que la persigue mediante prácticas y ansiedades propias de un ambicioso que va detrás del éxito y la riqueza.
La bondad está lejos del que se pone a practicarla, y la sencillez se retira inmediatamente de quien la ejerce.
Mejor dedicarse simplemente a ser quien se es, observarse humilde y honestamente y rectificar si es necesario.
Todo lo artificioso es ajeno al camino. La exageración es contraria a la Gran Vía.
El esfuerzo es una gran mentira y la virtud una medalla que sobra.
Dejarse llevar por los niños y los animales. Ellos son baqueanos de los senderos correctos.
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