domingo, 16 de enero de 2022

Sacro y profano

 La espiritualidad -sea lo que eso signifique- no puede ser una negación de lo humano y lo común y corriente.


Vestirse así o asá, hablar de tal modo, comer esto y no aquello. Todo esto te vuelve muy especial y atraes la mirada sobre vos, y tu loco ego sigue agigantado, ahora envuelto con un halo consciente y namasteroide.


Cuando realices una buena obra, que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha…


Se trata más bien de un profundo sentimiento de confianza frente a las cosas de la vida, y al orden oculto que está por debajo de todo eso gobernando.

Una cierta despreocupación pero no una huida total del bullicio de la feria humana.


 Sin sentirse arrasado por el ajetreo, entregarse a esa sensación inexplicable de que algo divino vive en nosotros y en los demás mientras realizamos nuestra tarea ordinaria, sin ninguna necesidad de que nadie note que nos mueven esas alitas.


De aspecto vulgar y poco llamativo, insípido cuando intento hablar de él, el Camino se aparta de toda diferenciación sagrado-profano. ¡No te demores en el dualismo! Solo así se puede crear silencios, ausencias, risas y manos tendidas.

No muchos gustan andar esos pedregales sin flores, en los que no se cosechan suspiros de admiración.


Alimentar de forma invisible eso que está en el interior del corazón de los hombres y que no es enteramente de aquí.


Abandonar la ansiosa búsqueda de no sé qué cosa que quién sabe por dónde andará… 

Eludir la vida del mundo no te conducirá más que a tus propias obsesiones sin que nadie las ponga a prueba. 


Una criatura truncada.


En medio de toda la locura hay tesoros hallados en la soledad, que solamente podemos poner en práctica en el dojo que son los vínculos y las situaciones mundanas.

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