La iluminación está lejísimos del que la busca. Mucho más del que la persigue mediante prácticas y ansiedades propias de un ambicioso que va detrás del éxito y la riqueza.
La benevolencia está a años luz del que se pone a practicarla, y la sencillez se retira inmediatamente de quien la ejerce.
Mejor dedicarse simplemente a vivir y responder a la vida tal cual es, siendo radicalmente quien se es. Observarse humilde y honestamente y rectificar si es necesario.
Pero por más desconcertante que sea tu acción, no te detengas a cada paso para explicarte. No hay tiempo, la tarea debe ser cumplida.
Todo lo artificioso es ajeno al Camino. Es feo, vulgar.
La exageración es contraria a la Gran Vía.
El esfuerzo es un gran malentendido y la virtud una medalla que sobra.
Dejarse llevar por los niños y los animales. Ellos son los baqueanos de los senderos correctos.
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