jueves, 29 de diciembre de 2022

El viajero

 



Algo adentro nuestro viene realizando un fantástico viaje.

¿Cuántas veces lo dejamos solo y nos centramos en los laberintos áridos de la mente, de la explicación, de la búsqueda de significado o por correr detrás de lo meramente utilitario, calculado y material?


¡No dejemos solo al viajero! ¿No ves que solamente él tiene la Verdad de quién sos? La lleva en su bolso raído de burda tela, pero en el momento de oscuridad, puedo verla brillar.


Como un poeta ebrio muero en el río un día tras otro queriendo besar a la luna que se refleja en el agua.


Únicamente si el viajero me sostiene puedo evitar el encantamiento.


Caminar junto a ese andariego es mi única ocupación cuando logro no perderme. 


Luego nos reencontramos, nos damos un abrazo y seguimos andando.

Siempre, sin abandonarlo ni un instante.

¡No te separes ni por un momento! Tenelo siempre presente, él te irá develando todos los secretos en cada curva del viaje.


El meollo de nuestros asuntos no será esclarecido por nadie más. Por ninguna escuela ni por ninguna abultada cuenta bancaria.


Ese viajero exige total presencia. Ya está susurrando mientras da un paso tras otro por mis polvorientos senderos de adentro.

¡Aquí están mis duros oídos, oh andariego! Regálame hoy una clave más, que ya nace el día y el Camino me llama.

.

.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario