jueves, 29 de diciembre de 2022

Fragmentos de una novela jamás escrita

 



“Ya viví en el monte y en los cerros y me alejé milenios de la civilización.

Navegué los arroyos más desolados y habité las islas más solitarias donde aún queda un puñado de hombres libres.


Ya fui salvador del mundo, intenté la revolución, fui santo y ermitaño.

Comí esto o aquello, defendí determinada ética, pero nunca pude alistarme a ningún ismo. Y eso trae siempre fricciones con los que sí.


Me alejé de gente “tóxica” siendo yo Chernóbil.


Sentado en el silencio oí “Mána” en dos oportunidades, y el camino del sanador comenzó por mí mismo, en algún lugar que ya no recuerdo. Y esa palabra -fuerza con la que aquella voz me bendijo y que años después cobró significado se ordenó y se extendió al mundo entero.


Fui al silencio, más bien éste me encontró. Y esa potente melodía callada que sostiene al Universo se apoderó de mí con una imantación irrenunciable.


Y aunque hablo, no hay ruido,

Y aunque hago, no hay más acción.

No quiero liberarme de ningún sufrimiento,

No busco trascender ninguna materia ni el apego a nada,

Ni que ningún Dios se acuerde de mí en el momento de la cruz.


Lo que expresan los ojos de los que amo al verme son todo el mensaje que necesito, mi religión, mi ciencia y mi ocupación.”


Fragmentos de una novela jamás escrita.

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