Toda nuestra vida está yendo irreductiblemente hacia alguna parte, con un claro sentido determinado.
Logres o no verlo, tu vida va, no está fija.
Podemos vislumbrar el rumbo,
Nuestros pies van dando pasos por un camino que va hacia allá, y no hacia otro destino.
También hay quienes van perdidos en la cerrazón, buscando rumbo a manotazos. Pero también esas vidas van.
Las cosas que hacemos, las personas con las que nos vinculamos, están o no en armonía con ese camino.
Pero el camino correcto lo establece el corazón, y no la mente con su idea sobre cómo debe ser nuestra vida, sujeta a un código externo.
Elevar la conciencia profundiza la visión y la sensibilidad para detectar lo que rompe con esa armonía.
¿Podes verlo? Identificar claramente esto vuelve muy sencillo el diagnosticar si los aspectos de tu vida están en armonía o no con tu Camino.
Este trabajo,
Esta pareja,
Este lugar donde vivo,
Esto a lo que me dedico,
¿Son armónicos con mi camino, o producen ruido, disonancia, estancamiento?
Eh ahí el crudo diagnóstico del cual nadie con observación interior puede escapar.
Luego, el coraje para tomar decisiones... Hasta que lo inevitable decide.
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