jueves, 29 de diciembre de 2022

Fragmentos de una novela jamás escrita

 



Tres claves comprendí, 

El santo brebaje y la atmósfera impronunciable envolvían la noche.


En la vorágine de un baile loco que enterró mi seriedad mientras detonaban risas salamanqueras en alguna cueva perdida hallé tres liberaciones.


En cada vuelta algo susurraba, quizás fue ese río que siempre se está yendo...

“Date cuenta de que todo se va, de que nada permanece inalterable… ¿Qué vas a hacer con eso?"


La música retumbaba, los diablos bailando, uno en cada oído arrojaron la sentencia: “El libre albedrío es una ilusión”… “Tu yo consciente es una islita ínfima en medio de un vasto mar”… estás a merced de fuerzas y poderes sobre los que no tenés la menor influencia… ¿Qué vas a hacer con eso?"


Cuando la estridencia se calmaba, una cabra cantó a capela mirándome con sorna: “Date cuenta de que vas a morir, ¿O acaso sos inmortal? La única decisión que importa es qué hacer con el tiempo que te queda, que no sabés cuánto es. ¿Qué vas a hacer con eso?"


Abrí los ojos y el sol parecía el de siempre pero no. Y yo no estaba, no sé quién está ahora, ni qué hace, ni quienes son todos ustedes. 

Pero aquí estoy, para servirte amigo querido, amiga querida, sin que tengamos nada que explicar, ni nada que decidir.

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Fragmentos de una novela jamás escrita.

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