Tener con quién compartir el santo tecito de la verdad y así poder abrir el corazón, ¡qué bendición más preciada!
Vernos amorosamente,
Cuidar al que deposita la confianza como el tesoro más delicado.
Y acompañarnos en el viaje como las bandadas de pájaros, que se alivianan la fricción del viento entre todos en sus vuelos.
Intentar manipular y sostener la caída de las máscaras y la disolución del personaje es la frontera entre el que se queda solo y los que se animan a hacer claro lo oscuro.
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