viernes, 30 de diciembre de 2022

El posadero y el Viajero

 



El que se preocupa e intranquiliza no es otro que el simplón posadero, jamás el Viajero.


El que guía los pasos por el infierno es Virgilio, la luz áspera de la razón. Pero hasta ahí llega. Se le tiene vedada la entrada al paraíso. Allí sólo se ingresa de la mano de Beatrice, y del recuerdo de su amor.


Cuando me abruman los asuntos del Tonal procuro ir al río a acallarme. El humito del silencio me arrima a la contemplación y a la presencia de las enseñanzas calladas del Biguá sobre la piedra, y a que el Viajero me abra la puerta de su habitación y me cuente cuentos de sus andanzas.


Me dice que todo está bien en la Posada, que está cómodo aquí y que yo solo me preocupe de limpiar su pieza de extraños y de servirle otra copita del elixir que le permite seguir su fantástica peregrinación.

.

.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario