jueves, 29 de diciembre de 2022

Enemigo de la extravagancia

 No soy amigo de las extravagancias 

Ni me deslumbra lo que aparenta complejidad.


Prefiero un tronco a una escultura,

El cerro periquillo al Empire State,

El valle de Belén a la ciudad de París,

El arroyo Lolota a la calle Florida.


Disciplinarme asistemáticamente en las tres o cuatro cosas que me llevan por rumbo cierto es la potente pedagogía que me aplico.

Y dejar completamente en paz el resto de los asuntos sin interferir en lo más mínimo.


Así llegan las voces en el viento,

El qi, la sangre y los líquidos corren por los meridianos

Y la Idea se da a luz completa, sin elaboración entre el océano de silencio carente de diálogo interior.

Ningún método enseña el amor, que es la melodía secreta del universo.


Aquietarme

Moverme

Profundizar el estudio

Liberar el espíritu hacia donde quiera volar, sin esa cosa incomprensible que llaman espiritualidad.


El esfuerzo es un horrible malentendido.

Toda exageración es contraria al Camino y es una señal de alerta para retornar a la simplicidad.

No es de sabios brillar como jade ni resonar como un sonajero de piedras.

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