jueves, 29 de diciembre de 2022

Susurros del I Ching, hex. 9, La fuerza domesticadora de lo pequeño mutando a hex. 11, La Paz.

 La miserable fuerza de los pequeños busca domesticarnos. Un ave de corral siente terror ante el águila, y sueña con su captura y encierro.


Ocasiones ocurre que el poder de la oscuridad nos retiene como a bestias de carga. Con cuerdas imaginarias, tranqueras delgadas que derribaríamos de un solo pechazo pero que nuestro temor impide.

La pavorosa fuerza conjunta de los insignificantes que juegan quizás sin saberlo para la liga del mal busca mantenernos amansados, ignorantes de nuestro poder, haciendo que sospechemos de nuestra ansia de libertad y despliegue. 

La llama de Lo Creativo clama en nuestro interior y busca viajar como el Viento, tocando con su suave influjo a todas las cosas del mundo.


Son cosas pequeñas las que nos retienen. Miedos, inseguridades, temor por lo material, confort, excusas…

Mantener el temple es esencial. Refugiarnos en nuestra verdad interior suavemente, como brisita que sopla alejándose de la Comarca, descubriendo lejos el poder que llevaba adentro.


Nuestras capacidades, en el lugar incorrecto, son como nubarrones que no traen lluvia.

En el sitio adecuado, llueven y derraman sobre la tierra abundante agua bendita.


Jamás colaborar con la pequeña miseria. Rectificar las propias con un enérgico avance en el sentido del bien y hacia donde nuestro “Te” -nuestras capacidades personalísimas, nuestra esencia auténtica- puede desplegarse en plenitud y llegar a su consumación.


Hacerse cimarrón, asilvestrarse, abandonar el corral, moverse del lugar incorrecto para desplegar todo nuestro potencial, y así alcanzar el sitio adecuado donde el equilibrio se logra, la paz se alcanza.

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Susurros del I Ching, hex. 9, La fuerza domesticadora de lo pequeño mutando a hex. 11, La Paz.

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